lunes, 23 de mayo de 2016

Nuestro comportamiento.

           Cuando actuamos en contra de nuestras actitudes, nos vemos sometidos a influencias que actúan en nuestro interior, condicionando nuestro comportamiento. En realidad son expresiones externas y es cuando decimos lo que los demás quieren oír.
           Si observamos; cuando algunas situaciones no nos salen como esperábamos, nos cargamos de reproches, y es como un doble castigo que en verdad no nos merecemos y cuántas veces utilizamos ideas falsas, que consisten en engañar nuestro entorno, convenciéndoles que podemos experimentar buenas actitudes, pero siempre revelándolas de tal forma, que nuestro comportamiento, muestran resultados que no son auténticos. Esos estados agresivos nos impiden que el tiempo pueda jugarnos momentos de calma, que tanta faltas nos hacen, sin embargo nos conducen a supuestos fracasos y a veces a carencias pasadas, que nos envuelven una y otra vez a sentirnos mal. Podemos actuar en contra de nuestras actitudes porque nuestro comportamiento está sometido a otras influencias. Pero existen siempre condiciones en las que esas actitudes predicen nuestro comportamiento. En mis años de estudiante, no olvidaré aquella tesis que decía “No existe enfermedad más salvaje, que despreciar a nuestros semejantes” Y es cierto, puesto que en determinados momentos de nuestra vida, todo esto nos provoca una gran confusión y miedo, al comprobar que muchos se dan cuenta de su actitud, alejándose con gran rencor. Entonces decimos ¡he perdido un amigo y su confianza en mí mismo! Es cuando quedamos prisionero de un “yo” que detestamos.
           Podríamos decir que nuestras opiniones, comparten nuestros sentimientos,  teniéndolos mediatizados y en cierta manera condicionados por multitud de factores, entre los que podemos destacar las famosas “técnicas de comunicación” las cuales muestran siempre nuestro comportamiento. Aunque es fundamental que todo comportamiento está influenciado por una serie de elementos, que siempre estarán marcados por nuestra cultura y en cuestión por las formas y normas sociales existentes de cada persona, condicionadas a una actitud que se nos presente en cada momento.
           Nuestro comportamiento ante la sociedad siempre lo hemos tratado de entender y comprender en la forma de saber tratar sus características en el desarrollo de sus actividades para podernos permitir vivir de una manera mejor, ya sea observando sus fortalezas o tratando de disminuir nuestras debilidades, siempre aumentando la máxima atención en los puntos en los que generalmente solemos fallar.
           A veces nuestro comportamiento se ve afectado por ciertos rasgos que cada persona tiene. Las características varían de persona a persona y pueden conducirnos a diferentes acciones. Las normas sociales también influyen en el comportamiento. Se intenta siempre seguir ciertas reglas ante la sociedad, la cual condiciona nuestro comportamiento. Lo que nuestro pasado ha sembrado en nosotros, constituye el tiempo que deberíamos reflexionar  con tranquilidad, para tratar de formarnos un juicio sólido de nuestra personalidad
          Las formas en que un ser humano se comporte dependen mucho de cómo trate de manifestarse ante distintas situaciones en su vida, y sobre todo lo que espere obtener de ella. Deberíamos mostrarnos siempre ante actitudes positivas, puesto que si no llegamos a conseguirlas, es muy posible que nos provoquen emociones perjudiciales para nuestro propio comportamiento

 Meditación: Nuestro comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen.

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