Referirme a la confianza es aceptar la
opinión favorable en la que una determinada persona es capaz de actuar de forma
correcta anta una situación. La confianza es una poderosa energía. Se apoya en
la firme esperanza y proporciona seguridad, optimismo, bienestar y alegría.
Esta nos hace más fuerte, más libres y también mejores. Por el contrario el
recelo nos lleva al temor, al malestar y a la insatisfacción, dificultándonos
que tomemos iniciativas.
Cuando
la confianza se ha perdido porque se ha roto alguna promesa, como primer punto,
la persona que falló debe reconocer y asumir su responsabilidad. Después de
esto, es muy probable pedir perdón. Cuando nos sentimos lastimados, siempre
deseamos escuchar al otro una disculpa sincera, puesto que debemos reconocer que
pedir perdón, no es nada fácil.
Vivir
nuestros avatares en soledad nos atenaza y nos merma nuestra autoestima. En
cambio sí reconocemos y compartimos esos temores, y las emociones que provocan,
podremos neutralizarlos. Todo esto nos ayudará a reconocernos más humano y
sobre todo a recuperar esos valores de confianza perdidos.
Decimos
que la confianza es lo más difícil de ganar, una vez que la pierdes, ya es difícil recuperarla. Aceptar las disculpas,
quizás sea lo que creemos que necesitamos de la otra persona. Pero en algunos
casos una disculpa no es lo que se necesita. Puesto que el temor en sí mismo,
no es un problema. Tampoco lo son los miedos comunes a todo ser humano como el
que podamos sentir a una enfermedad, la soledad o la muerte.
Si
vivimos en soledad los temores que nos amenazan, nos hacen impotentes al
expresar las emociones que nos producen, en cuanto vemos mermadas nuestra
potencialidad, la cual hace que no nos permita superarlos. Es esto lo que nos
posibilita vivir ante esos temores de
una forma positiva. Así parece que para salir de esa encrucijada, además de los
cambios sociales inexcusables, es preciso dejar de lado el narcisismo y
compartir los temores, las dudas y las vacilaciones de forma, que junto a
nuestro anhelo, deben estar siempre conforme a nuestra condición humana.
La
imposibilidad de reaccionar a lo que nos produce temor no nos debería causar un gran sufrimiento emocional.
En cambio nos hará más fuertes, como individuos y como colectivo. Naturalmente al
recuperar la confianza nos sentiremos protegidos ante una madurez, donde los
temores, la violencia y las amenazas, siempre potenciarán el desarrollo de
nuestra personalidad y nuestra autoestima, haciéndonos cada vez más seguro de
nosotros mismos.
Meditación: Una vez que sientas confianza en tu interior, has lo primero que se te ocurra y te dicte tu corazón, seguro que todo sale bien.
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