Existe una máxima que ha sobrevivido a
través de los siglos, creo que es del filósofo griego Sócrates; la cual dice:
“Conócete a ti mismo” Esta máxima que ha perdurado a través de los tiempos y al
mismo tiempo ha impregnado gran parte de nuestro pensamiento a lo largo de la
historia, tiene como finalidad orientar al ser humano hacia la exploración de
la realidad con la que se pueda encontrar en su interior.
La fantasía es la facultad humana que nos
permite reproducir, por medio de imágenes mentales, cosas pasadas o representar
sucesos que no pertenecen al ámbito de la realidad, aunque puede ser también
entendida como el grado superior de la imaginación o del pensamiento en grado
de ingenio.
La
fantasía tiene algo especial, que es imposible tocar con nuestras manos, pero
que te atrapa de tal manera que acabas por sucumbir a sus encantos; una vez que
la pruebas no puedes dejar de soñar.
Y porque no hablar de las “fantasías sexuales”. Aquellas que todos ponemos
en prácticas, cuando deseamos lo que posiblemente no se nos hace realidad.
Todo comienza en nuestra
imaginación, hacemos una imagen de nuestra pareja ideal, haciendo junto lo que
nosotros desearíamos que hiciera en un ambiente perfecto.
Estos pensamientos no son
particulares de hombres o mujeres, cualquiera los puede tener. Existen muchas
fantasías que son compartidas por mucha gente como: tener un encuentro con un
desconocido que hayas conocido a través de algunas “redes sociales” En realidad
son muchos los tipos de fantasía, las hay raras, comunes o particulares, en
realidad, sean como sean, tratamos de realizarlas, llegando a pensar que
“aquello” se está llevando a la práctica, pero como su nombre lo indica, no
dejan de ser fantasías, aunque en algunos casos, pueden llegar a ser realidad.
En verdad lo que visualizamos a
través de nuestra imaginación, no es otra cosa que esa fantasía transformada en
imágenes simbólicas, solo con el deseo de que pudieran llevarse a la realidad.
Este tipo de fantasía, siempre
guardan una magia muy especial en nuestra mente, ya que muchas veces al ser
realizadas pueden perder ese toque singular que nos provoca esas sensaciones, y
es que no es lo mismo visualizar algo que nos satisface en todos los sentidos,
que compartir esa experiencia con aquella persona que posiblemente también lo
desea.
Cuanto más claridad y profundidad
tengamos acerca de nosotros mismos de quienes somos y cómo funcionamos, más
capacidad de atención personal podremos ofrecer a través de esa fantasía. Pero
siempre debemos de considerar nuestro autodominio y nuestro equilibrio, hasta
saber dónde están los límites de nuestra vida real, para poder controlar dichas
fantasías.
Meditación: Necesitamos de la fantasía, puesto que la
realidad es muy difícil.
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