viernes, 21 de diciembre de 2018

La fantasía es libre.


        Existe una máxima que ha sobrevivido a través de los siglos, creo que es del filósofo griego Sócrates; la cual dice: “Conócete a ti mismo” Esta máxima que ha perdurado a través de los tiempos y al mismo tiempo ha impregnado gran parte de nuestro pensamiento a lo largo de la historia, tiene como finalidad orientar al ser humano hacia la exploración de la realidad con la que se pueda encontrar en su interior.
               La fantasía es la facultad humana que nos permite reproducir, por medio de imágenes mentales, cosas pasadas o representar sucesos que no pertenecen al ámbito de la realidad, aunque puede ser también entendida como el grado superior de la imaginación o del pensamiento en grado de ingenio.
            La fantasía tiene algo especial, que es imposible tocar con nuestras manos, pero que te atrapa de tal manera que acabas por sucumbir a sus encantos; una vez que la pruebas no puedes dejar de soñar.
               Y porque no hablar de las “fantasías sexuales”. Aquellas que todos ponemos en prácticas, cuando deseamos lo que posiblemente no se nos hace realidad.
            Todo comienza en nuestra imaginación, hacemos una imagen de nuestra pareja ideal, haciendo junto lo que nosotros desearíamos que hiciera en un ambiente perfecto.
            Estos pensamientos no son particulares de hombres o mujeres, cualquiera los puede tener. Existen muchas fantasías que son compartidas por mucha gente como: tener un encuentro con un desconocido que hayas conocido a través de algunas “redes sociales” En realidad son muchos los tipos de fantasía, las hay raras, comunes o particulares, en realidad, sean como sean, tratamos de realizarlas, llegando a pensar que “aquello” se está llevando a la práctica, pero como su nombre lo indica, no dejan de ser fantasías, aunque en algunos casos, pueden llegar a ser realidad.
            En verdad lo que visualizamos a través de nuestra imaginación, no es otra cosa que esa fantasía transformada en imágenes simbólicas, solo con el deseo de que pudieran llevarse a la realidad.
            Este tipo de fantasía, siempre guardan una magia muy especial en nuestra mente, ya que muchas veces al ser realizadas pueden perder ese toque singular que nos provoca esas sensaciones, y es que no es lo mismo visualizar algo que nos satisface en todos los sentidos, que compartir esa experiencia con aquella persona que posiblemente también lo desea.
            Cuanto más claridad y profundidad tengamos acerca de nosotros mismos de quienes somos y cómo funcionamos, más capacidad de atención personal podremos ofrecer a través de esa fantasía. Pero siempre debemos de considerar nuestro autodominio y nuestro equilibrio, hasta saber dónde están los límites de nuestra vida real, para poder controlar dichas fantasías.

Meditación: Necesitamos de la fantasía, puesto que la realidad es muy difícil.


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