Nos guste o no,
deberíamos agradecer diariamente lo que tenemos; sé que muchos no estarán de
acuerdo y siempre dirán: “podría estar mejor”. Desgraciadamente no hay un
secreto para la felicidad, pero, “es lo que hay” “es lo que la vida nos ha
dado” y el agradecimiento a las pequeñas cosas nos hacen demostrar que todos
poseemos un increíble potencial para conseguirla. Reconozco que vivimos en unos
momentos difíciles y que siempre nos blindamos con la desesperación y el dolor,
pero es posible que en cualquier momento determinado podamos contemplar la vida
desde otra manera distinta. Esto nos hará reflexionar que existen personas de
gran corazón y sólo el hecho de hablar con ellos ya nos llenan de paz, creando
una armonía, allí donde es posible que nunca la podríamos encontrar.
Pero también
podría decir, aunque a veces no encuentro palabras para exponer lo que
realmente siento, lo cruel y triste que resulta cuando ante una acción digna de
agradecer, ya sea a través de un acto personal o unas simples palabras de
agradecimiento, recibes el más grande de los desprecios, es decir; la indiferencia.
Es como pensar que aquello que pensaste o que dijiste, no vale ni un ápice de
agradecer, cuando en realidad fue dicho desde lo más profundo de su corazón.
Cuantas veces
puede resultar que una simple frase, pueda ayudar a conseguir una realización
personal, consiguiendo un bienestar interno, partiendo de que esa gratitud
pueda ser de una importancia excepcional para aquel que la ejerce. Pero ese
sentimiento de gratitud, no “llega” ante algunos corazones endurecidos por la
sinrazón y el desprecio. Pensemos que la gratitud no es humillante, la gratitud
llega a ser amable y a menudo mitiga la culpa, la aflicción, el sufrimiento y
las dificultades que estamos pasando. Sólo estimula la sensación de conciencia
y el profundo agradecimiento que hace valorar más a las personas.
La vida está
compuesta de muchos altibajos, el camino suele ser muy largo y duro; pero
cuando estamos hundidos en lo más profundo del dolor, cualquier palabra de
agradecimiento, nos hacen tremendamente feliz. Es cuando sabemos valorar lo que
la gratitud representa, ante una situación que muchas veces nos derrumba. Sé
que muchos a través de nuestra vida sufrimos desaires y menosprecios de manera
frecuente. Sólo intento asumirlo, ya que no es posible evitarlo, aunque sí
podemos aprender a afrontarlos. Sí, afrontar es lo que hacemos para aliviar el
dolor, el estrés o el sufrimiento provocado por esa situación dolorosa. Sólo el
que lo padece sabe la tremenda frustración que se siente.
Si realmente se
tienen fuertes motivos para no perdonar, hay que respetarlos. Pero a la larga,
las preocupaciones, las hostilidades y los resentimientos sólo sirven para
hacernos daño a nosotros mismo. Dice un
refrán que “es de bien nacidos ser agradecido”, lo que no dice es que, además
de ser positivo para los que nos rodean, la gratitud es una herramienta
poderosa para sentirnos bien, originando esperanza, amor, compasión, alegría y
sobre todo, sentimientos de felicidad.
Meditación:
Si has tenido amigos que durante mucho tiempo, ha actuado amablemente contigo;
¿por qué no has tenido la fuerza
necesaria para darles prueba sustancial de tu gratitud?
Buenas tardes.
ResponderEliminarA bote pronto, se me vienen a la cabeza varias cuestiones. En primer lugar, lo referido en el artículo anterior sobre el dar, sin esperar recibir nada a cambio. Lo considero fundamental pues, las situaciones de las personas son cambiantes y, a veces, un gesto cariñoso, puede ser malinterpretado o ignorado. Llegados a este punto, podemos intentar ampliar nuestra perspectiva y ver qué ha cambiado en el receptor de nuestro gesto para que se produzca esa consecuencia. Para esto, puede que necesitemos un tercero que nos dé pistas o, simplemente el paso del tiempo, en el sentido de obtener la misma respuesta al mismo gesto y, entonces, plantearnos "el retranquear" esa amabilidad, a la espera de que lleguen tiempos mejores.
También, es complicado analizar al "no grato" pues, es posible que la vida para esta persona sea muy distinta de cómo la había imaginado y, no se siente feliz en uno o muchos aspectos y, puede darse qué no nos hayamos percatado de esos cambios pues, mucha gente no cuenta, no transmite sus debilidades. Antes bien, parecen estar bien instaladas en sus situaciones vitales y muestran una calma y una paz inexistentes.
Finalmente, está la cuestión de cómo se compatibiliza el dolor propio con el sufrimiento ajeno no mostrado. Creo que cada persona, con sus características propias y las de ese tiempo de su vida debe ir descubriendo si pone el acento en sí o, en el otro. A veces, no hay fuerzas para recorrer tanto camino y, otras, por contra, sí lo hay. Pensar en una sola medida no me resulta apropiado. Un abrazo sentido, sevillano.
Nunca dejaré de mostrarle mi más profundo agradecimiento por sus comentarios. A veces éstos llegan a ser auténticas lecciones de Psicología. Eso me recuerda a mis años de juventud, cuando estudiaba Psicología Experimental. En ellos nos hacían realizar profundos estudios de la gratitud a través de los sentimientos personales. Los sentimientos no se dicen; es decir se muestran a través de la gratitud. Esta afirmación representa una idea generalizada acerca de la capacidad que muchas personas se ven desposeídas de esa gran virtud que todos poseemos, y que es la generosidad. Sin ella, es imposible reconocer los sentimientos que podemos transmitir hacia los demás. A través de todos mis pequeños artículos, siempre he tratado de mostrar que el concepto de gratitud nos hace mejorar nuestra autoestima, y sin ella, nunca llegaremos a considerar en absoluto esos vínculos que nos hagan ver las cosas que no podemos ver por nosotros mismos. Gracias de nuevo mi estimado amigo, puesto que sus cometarios los considero como auténticas lecciones de Psicología. Un abrazo.
ResponderEliminar