A lo largo de
nuestra vida es frecuente que nos encontremos antes momentos
complicados, y sobre todo de difícil solución; son esos momentos en los cuales
nos agrada encontrar a alguien que nos ayuden, que nos sirvan cuando tenemos
esa necesidad. Actuar sin esperar nada a cambio y ser conscientes de los gestos
de los demás, nos hacen más llevadero nuestro sufrimiento, al sentir que tu
ayuda alivia el dolor de los demás. Para servir a los demás sólo debe disponer
de una actitud: que lo que hagas, lo hagas con el corazón, con la condición de no
esperar nada a cambio. Este es uno de los actos que podemos ver reflejado
cuando nos suceden grandes desgracias, apreciando de esta manera como el ser
humano por naturaleza propia, se ofrece a ayudar sin pensar dentro de sus
posibilidades.
Esa
misma naturaleza nos empuja y nos demuestra el hecho de que cuanto más ayudamos
a los demás, mejor nos sentimos. Ese sencillo bienestar que se nos ofrece, retroalimenta y nos conduce a
tal punto que es la misma cooperación la que nos hace evolucionar como especie.
Al brindar ese servicio, no estamos haciendo nada realmente importante por
nadie. Lo que a esa persona le puedes dar, cualquiera lo puede hacer. Pero lo
que recibe en su interior, sólo tú se lo puedes dar.
Lo
que a veces hacemos, diciendo: “siento mucho lo que te ha pasado” o
sencillamente: ¿cómo te encuentras? Ya estamos realizando, una ayuda emocional
por el sufrimiento, por el cual estamos pasando. Casi nunca pensamos; ¿y cuando
tú estuviste en la misma situación? Ser altruista significa ser sensible a las
necesidades de los demás y ayudar a los que nos rodean.
Cuanto
tiempo hace que no sabemos nada de “aquella” persona que un día conociste; ¿cuánto
tiempo ha pasado… es posible que años, ¿cuantos sufrimientos habrá pasado?
¿Cuántas cosas dejaste pendiente? Sería hermoso tener un encuentro y limar
todas las asperezas que nosotros mismos nos hemos puesto. Por eso, reflexionas
periódicamente antes de dormir, sobre las cosas que aquella persona, siempre
hizo por ti, y que tu silencio te ha endurecido, recordando esas pequeñas atenciones
que siempre te enviaron con gratitud, pero nunca fuiste capaz de corresponder.
Brindar
una simple ayuda sin esperar nada a cambio es una forma de regalarte a ti
mismo. Haz la prueba, (aunque te cueste) de hacer algo por los demás, no
siempre tiene que ser un objeto, ni nada material Verás que cuando lo haces la
vida te recompensa con una sensación de satisfacción, de plenitud, que muy
pocas cosas en la vida te pueden dar. Dar sin esperar nada a cambio, es como
volcarse a los demás, ayudar a los que lo necesitan, dar consuelo a los que
sufren; eso es generosidad. Y no es un valor pasado de moda. La generosidad es
la llave que abre la puerta de la amistad, es una semilla que siembra el amor,
y puede ser la luz que nos saque de ese oscurantismo de tipo material que
llevamos dentro, el cual muchos de nosotros estamos viviendo en la más negra de
la ignorancia.
Reconozco que no
es fácil dar dinero a todo el mundo que nos lo pida, pero si es fácil ayudar y
aliviar los sentimientos a los demás cuando ni siquiera esperan tu ayuda. Unas
simples palabras, una sonrisa, un saludo, pueden generar esperanza a alguien
que lo necesita para seguir adelante en la vida, y a veces con unas simples
“gracias” es suficiente para sentirte recompensado.
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