¿Cuántas veces
el verdadero encuentro se apoya en la capacidad de valorar cada uno en los
aspecto que muchos lo definiríamos como defectos, aunque los podríamos
considerar como parte de nuestras propias diferencias. Cuando nuestras
habilidades para relacionarnos son deficientes, aumentan las posibilidades de
que nos quedemos solos, debido a que este nuevo encuentro es de un escaso
entusiasmo. Así pretender encontrar de nuevo aquella persona, es insuficiente
para que el nuevo encuentro nunca suceda.
Hoy
en medio de una corriente de optimismo acelerado, parecemos olvidarnos del
valor de la tristeza, de la soledad, de la amistad, etc. Valoramos sólo lo que
conocemos, lo que materialmente nos interesa, pretendiendo una felicidad
acelerada, la cual no es suficiente para entender nuevas situaciones. Por tanto
disfrutemos de esa nueva oportunidad, y disfrutemos del calor que perdimos con
el frío, valoremos la luz porque hemos conocido la oscuridad y comprendamos la
felicidad porque hemos conocido la tristeza. Sí, es complicado aspirar a una
relación de amistad; y si agregáramos todo lo que por las malas experiencias,
posiblemente dudamos de un nuevo planteamiento. La soledad evolutivamente tiene
sentido en cuanto que es un estado de recogimiento que nos permite reflexionar,
la cual es necesario para que de nuevo podamos tomar decisiones en una nueva
andadura.
En
los vínculos afectivos, el reencuentro se presenta como un viaje interior, como
un proceso que se transforma continuamente y, también como un arte: el arte de
compartir, de la armonía y de la creación. La verdadera compatibilidad radica
en la armonía de las llamadas “diferencias” y en una nueva disposición de
emprender aquello que anteriormente “cerramos”. De ahí que uno de los objetivos
sea la búsqueda común que nos permita ese nuevo reencuentro como persona y
establecer relaciones de paz.
Los
vínculos afectivos son instrumentos imprescindibles para nuestra vida diaria y
para nuestro trabajo comunitario. Todo concierne a cualquier persona interesada
en su propio desarrollo. De esta manera nos proponemos diariamente preguntas
para que cada cual establezca su forma de crecer interiormente y sea posible
poder llegar a conocernos mejor. A veces a pesar de tener una determinada relación
de amistad con una persona durante años, no se llega a conocer profundamente, y
cuando apenas has dejado de acordarte de ella, en cuando dices: “Jamás pensé que esa, fuera su forma de ser”. Por eso, estar
preparado es relativamente importante, pues debemos contar con nuestras propias
habilidades personales, las cuales nos permiten el afrontamiento de nuevas
situaciones y conflictos, así como tomar decisiones. Aunque fundamentalmente,
necesitamos capacidad para entender que la vida de por sí “es cambio”. Aunque
aparentemente nos parezca complicado luchar contra los mecanismos del cerebro. Siempre
existen ciertas claves y formas que ayudan a acelerar ese periodo de tristeza y
soledad, al que de forma natural todos nos enfrentamos tras una ruptura
inevitable.
No
se puede evitar el dolor cuando alguien te olvida definitivamente. “Es imposible
olvidarle” Esa pérdida es una ruptura interior que forma parte real y concreta
de nuestro propio ser, haciendo que demos por perdido el presente y el futuro.
La soledad está muy relacionada con esa pérdida, acentuando la carencia de
compañía y estando todo vinculado con la tristeza y la negatividad a seguir
relacionándonos, y llegando a veces a no saber valorar los beneficios que una sencilla
amistad ocasional, nos puede reportar.
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