No todos vemos las cosas de la misma
manera, hay quien a nada le da importancia, otros son catastrofistas, y otros
es el “pasotismo” el carácter que les da a todo lo que sucede a su alrededor.
Si observamos bien el sistema en que vivimos está hecho para que nos rindamos
ante el miedo y de las apariencias de la doble moral, donde la mentira es lo
políticamente correcto y la verdad es un peligro que no interesa que sea
revelado. Podríamos decir, que el miedo nos encarcela dentro de nosotros
mismos. A menudo no somos conscientes de estos elementos dentro de nuestro
sentir personal, que, sin embargo, determinan lo que somos, lo que pensamos, lo
que sentimos y lo que hacemos. Sencillamente son las “gafas” con las que
miramos el mundo y a nosotros mismos. Nuestro criterio personal es la norma o
regla que nos sirve para distinguir un conocimiento verdadero de uno falso. Es
la única prueba por la cual distinguimos la verdad del error. Un juicio no
puede admitirse como verdadero por el solo hecho de ser formulado por cierto
tipo de persona, por mucha credibilidad que nos formule. La verdad no siempre
es absoluta, a veces es relativa, dependiendo del entendimiento humano, y estando
siempre sometida a las variaciones de éste.
Por
eso no dudemos en preguntar, cuando las cosas no las admitimos si son creíbles
o no. Haz todas las preguntas que consideres oportunas, siempre habrá alguien
para ayudarnos. Posiblemente si acudes a un profesional, sabrá aclarar nuestras
dudas o discrepancias, sean las que sean para encontrar una posible respuesta.
En
determinados momentos nos asalta la duda de cómo deberían ser las cosas, a
pesar de que se nos muestran en forma de
paradigmas, verdades o creíbles. Los paradigmas son términos que nos define un
tipo de esquema, y nos aportan un modelo
concreto de realidad social y cultural, pero siempre en un tiempo determinado.
Hay
personas que suelen tener bloqueadas su capacidad de ver las cosas desde un
prisma no real y eso les hace percibir diferentes alternativas y posibilidades
que se le presentan para solucionar sus problemas. Otros atraviesan periodos de
cambios con facilidad siendo su situación de constantes alternativas. Y por
último aquellos que todo lo viven como etapas de terror y sufrimiento. Todo
ello nos da a entender que existen personas que viven una amplia gama de
alternativas entre las cuales pueden escoger distintas formas de ver las cosas.
En todos estos casos podemos decir; “que se juega a perder” Consideremos
siempre que nuestras percepciones a veces son erróneas. Lo que vemos en muchas
ocasiones, muchas veces no corresponde con la realidad.
Algunos
opinan que el ser humano es la “medida” de todas las cosas, y por esto las
cosas son para cada cual lo que cada cual quiera pensar de ellas. Sin embargo
otros piensan que las cosas no son como son, sino como cada uno las percibe.
Ya
nos gustaría a todos estar siempre a la altura de aquello en lo que creemos
ver. Pero no debemos confundirnos. Las
cosas son como son y más vale asumirlo más pronto que nunca, porque si no,
malgastaremos nuestras energías en intentar cambiar lo que no podemos cambiar y
al final no lo lograremos.
Buenas tardes.
ResponderEliminarPara mí, a estas alturas de la vida está claro que no veo las cosas igual que cuando tenía 15 años. He cambiado en este tiempo y, como yo, todos los que me rodean. No intento entenderlo todo ni a todos y, mucho menos, cambiar mentalidades, perspectivas. Cada uno ha tenido sus propias vivencias que no son las mías. Por tanto, lo que puedo hacer es buscar los elementos positivos de cada uno y, quedarme con ellos. Entre todos, sumamos. Un abrazo.
Muy de acuerdo con tu comentario. Es un placer que me entiendas. Saludos.-
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