domingo, 15 de febrero de 2015

Tener, no da la felicidad.

            No voy a descubrir nada diciendo esto de: “no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”. Aunque existe un mínimo de bienestar económico para poder vivir en comunidad. Nuestra mente debe tener  suficiente poder para construir esquemas de vida saludable. De nosotros depende alimentarla con creencias estimulantes.  La persecución de los bienes, puede nunca encontrar su final, cuando el deseo es acumular más y más.
            La sociedad actual nos inculca la idea de triunfo de una manera absolutamente materialista; triunfar significa básicamente tener; dinero, posesiones, poder, etc. Hay muchas cosas que consiguen acercarnos a la felicidad, que provienen del exterior como: la vida en pareja, tener una familia con quien compartir buenos momentos y por qué no decirlos, tus amigos; sí, esos amigos que siempre están ahí, y que nunca te olvidan… y por supuesto muchas cosas más, que no citaré ahora.
           Entonces, ¿debemos deshacernos de todo lo material que poseemos? No, para vivir con plenitud, basta con darle solo el valor a lo que tienes y no más. Todos podemos ser felices, si así lo deseamos, existen innumerables casos de personas que poseen todo lo que el dinero puede comprar y no se sienten felices, y por el contrario, existen quienes carecen de muchas cosas, y sin embargo encuentran el contento en su forma de ver la vida.
              La vida es ganar… y también perder. La sociedad nos hace querer entender que solo el éxito puede conducirnos a la felicidad. No nos dejemos engañar. A veces la derrota es necesaria para avanzar y ver las cosas desde otro punto de vista. De esa manera, aceptarla y reconocerla es una de las formas inequívocas de nuestra sabiduría.
             Nacemos para luchar por la felicidad, es decir para crearla, para hacerla a pesar de las tristezas, los desencantos, los errores y las malas jugadas que muchas veces padecemos. No nos pasemos la vida agitando nuestras desgracias o pronosticando tragedias imaginarias, puesto que es posible que no lleguen nunca.
              Una de las cosas fundamentales para ser feliz, es sencillamente saber perdonar. Pero ¿sabemos qué significa perdonar? Perdonar no es “absolver”, puesto que no implica borrar las faltas. Tampoco “olvidar” ya que debemos considerarla como amnesia reparadora, ni por supuesto, “otorgar clemencia” Perdonar es arrancar el resentimiento que a veces llevamos dentro, dejando de lado el odio, eliminando el deseo de venganza.  Cierto es, que pasamos por la vida sin llegar a decir ¡soy feliz!, pero, ¿por qué? Quizás no sepamos dar a nuestra vida un máximo de calidad y rendimiento, que nos haga conseguir ese ideal que nos es imposible alcanzar.
              Si deseas ser feliz, es decir, superarte como persona y darte cuenta de que lo que tú quieres está en realidad dentro de ti, entonces es el momento de hacerlo.
              Así pues, el secreto para ser felices reside en nuestro interior, en la forma en cómo afrontamos cada nuevo día, en cuidar con esmero nuestras conexiones con nuestros familiares, amigos, compañeros y con el mundo en general.

 Meditación: Tres cosas necesita el hombre para ser feliz: la bendición de Dios, libros y un amigo

 

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