Cuando se nos detecta una grave
situación en nuestra vida, los amigos ya no están y nos vemos encerrados solo
exclusivamente en nuestro entorno familiar Sí, nos aislamos en lo que es una
soledad personal, haciendo que las gente se nos alejen.
Eso
último les sucede a muchos. Pero debemos reconocer que la mente no es una
ciencia exacta, y a veces cuesta hallar la dosis justa de medicación. Por
ejemplo, la depresión es una enfermedad del alma, es como una respuesta que da
nuestro cuerpo a lo que se siente por dentro. Los sentimientos nos bloquean y
la tristeza inhibe nuestros pensamientos. La soledad y el silencio hacen que la
acumulación de malestar nos lleve a un sufrimiento silencioso que nos corroe
por dentro.
Deberíamos
esconder “etiquetas”. Si las personas a las que les va bien no se esconden, ¿por
qué guardar silencio? Esto nos llevará a una visión negativa de la propia
situación. El hecho de callar y el hecho de no consultar, de no recibir
consejos, de no saber lo que opinan de lo que hacemos o de mis decisiones,
etc., todo hace que nos traguemos el no ser asertivo con los demás, llegando a
convertirse en una depresión, causada por la alteración en el procesamiento de
nuestros pensamientos y por tanto la conducta se verá afectada a tal punto de
no querer vivir.
¿Cuántas
personas viven una situación de silencio por el rechazo social a que se ven
sometidas? El mundo nos empuja a momentos críticos, pero en medio de toda esta
situación aparecen luces en el trayecto de la vida, hombres y mujeres de fe,
capaces de detenerse en el camino para escucharnos.
A
lo largo de nuestra vida y sobre todo en los momentos de dolor, solemos
experimentar abandono y lejanía, parece que Dios no interviene en nuestro drama
humano y a menudo surge la pregunta ¿por qué a mí? Es entonces cuando el que
sufre llega incluso a reprocharle a la Providencia su abandono, y es justo
cuando las fuerzas más fallan.
¿Cómo
podemos sobreponernos? Enseguida decimos: “no lo sé, pero me sentía más a gusto
así” y admitimos con una pasmosa naturalidad, que esa es una receta para
afrontar esa situación. A veces la sociedad nos pone más barreras que el propio
estado en que vivimos. Siempre el mayor impacto que sufre la persona es el
social.
El
objetivo principal es volver a establecer lazos con la comunidad, que no se
esté concentrado en casa, y siempre procurar estar dotado de las habilidades
comunicativas necesarias para recuperar nuestro proyecto de vida.
Siempre
deberíamos pensar que cuando hemos estado en una etapa tan oscura, valoremos
mucho más la luz, y nos damos cuenta de que cuando estás en tu peor momento
tienes más recursos de los que crees.
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