martes, 3 de febrero de 2015

Envuelto en el silencio.

           Cuando se nos detecta una grave situación en nuestra vida, los amigos ya no están y nos vemos encerrados solo exclusivamente en nuestro entorno familiar Sí, nos aislamos en lo que es una soledad personal, haciendo que las gente se nos alejen.
            Eso último les sucede a muchos. Pero debemos reconocer que la mente no es una ciencia exacta, y a veces cuesta hallar la dosis justa de medicación. Por ejemplo, la depresión es una enfermedad del alma, es como una respuesta que da nuestro cuerpo a lo que se siente por dentro. Los sentimientos nos bloquean y la tristeza inhibe nuestros pensamientos. La soledad y el silencio hacen que la acumulación de malestar nos lleve a un sufrimiento silencioso que nos corroe por dentro.
              Deberíamos esconder “etiquetas”. Si las personas a las que les va bien no se esconden, ¿por qué guardar silencio? Esto nos llevará a una visión negativa de la propia situación. El hecho de callar y el hecho de no consultar, de no recibir consejos, de no saber lo que opinan de lo que hacemos o de mis decisiones, etc., todo hace que nos traguemos el no ser asertivo con los demás, llegando a convertirse en una depresión, causada por la alteración en el procesamiento de nuestros pensamientos y por tanto la conducta se verá afectada a tal punto de no querer vivir.
             ¿Cuántas personas viven una situación de silencio por el rechazo social a que se ven sometidas? El mundo nos empuja a momentos críticos, pero en medio de toda esta situación aparecen luces en el trayecto de la vida, hombres y mujeres de fe, capaces de detenerse en el camino para escucharnos.
             A lo largo de nuestra vida y sobre todo en los momentos de dolor, solemos experimentar abandono y lejanía, parece que Dios no interviene en nuestro drama humano y a menudo surge la pregunta ¿por qué a mí? Es entonces cuando el que sufre llega incluso a reprocharle a la Providencia su abandono, y es justo cuando las fuerzas más fallan.
            ¿Cómo podemos sobreponernos? Enseguida decimos: “no lo sé, pero me sentía más a gusto así” y admitimos con una pasmosa naturalidad, que esa es una receta para afrontar esa situación. A veces la sociedad nos pone más barreras que el propio estado en que vivimos. Siempre el mayor impacto que sufre la persona es el social.
             El objetivo principal es volver a establecer lazos con la comunidad, que no se esté concentrado en casa, y siempre procurar estar dotado de las habilidades comunicativas necesarias para recuperar nuestro proyecto de vida.           
              Siempre deberíamos pensar que cuando hemos estado en una etapa tan oscura, valoremos mucho más la luz, y nos damos cuenta de que cuando estás en tu peor momento tienes más recursos de los que crees.

 Meditación: Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.”

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