lunes, 25 de agosto de 2014

Encontrar momentos de silencio.

            Hay momentos en nuestra vida, que cuando empezamos a meditar, partimos de la idea de que vamos a buscar un estado de tranquilidad o de bienestar, considerando que para alcanzarlo tenemos que encontrar un medio acorde, como el silencio.
             Desde el silencio abriremos nuestra conciencia a voces, la cual nos pide menos egoísmo,  más razonamiento, más bondad, menos avaricia y más entrega. Oiremos llamadas de amigos olvidados, de soñadores que buscan a alguien que les dé una mano para construir un mundo mejor, de compañeros que han quedados relegados a la soledad.
             Nuestro subconsciente nos pide momentos de silencio. Sin darnos cuenta estamos invitados al “desierto” para renovar pactos, para susurrarnos al oído, que a veces estamos equivocados.          Por eso, encontrar momentos de silencio interior no depende del lugar donde nos encontremos, sino de entrenar nuestra capacidad de atención plena.
           ¿Cuántas veces hemos sentido que todo nuestro mundo de derrumba? ¿Que nada nos sale bien? Es aquí donde el silencio puede darnos la respuesta, ya que es un espacio que nos permite escucharnos a nosotros mismos. Sin embargo, lo peor que puede existir para un ser humano, es no sentir el silencio interno; es decir; no querer escucharse. Este puede provocar sentimientos de vacío y desazón, y se produce porque se reprime lo que se siente, son momento, en los cuales nos sentirnos invadido por ideas y afectos negativos, silenciando de esa manera nuestra mente.
           Consideremos que el silencio, por el hecho de ahondar en nuestra conciencia, aumenta la potencia de nuestra mente y de toda nuestra personalidad de un modo extraordinario. Gracias al silencio se desarrolla nuestra sensibilidad interna, es decir, que nos capacitamos para afinar nuestra percepción, Esta percepción abarca en las vías intuitivas, así como decir en las vías conscientes, las cuales a través de ellas podremos captar en las profundidades de las personas sus situaciones. Y a nivel subconsciente, nos vincula con toda la vida en cualquiera de sus formas y manifestaciones.
            En nuestro “desierto” uno parece caminar por un sinfín de dudas y contradicciones, por un camino que no parece tener rutas definidas, en los que el consuelo de los demás no es suficiente para nosotros de paz interior. Es, en estos momentos en los que aún más hay que confiar en la Providencia; es el momento de abandonarse. Lo más importante es no perder el deseo de humildad. Abrirse caminos en nuestra vida propia, aunque lo único que podemos hacer es ofrecer el deseo de encontrarnos con los demás.
            El silencio es parte de nuestra vida, no debemos tener miedo de él, conocerlo nos puede permitir entendernos mejor a nosotros mismos

 Meditación: Por el silencio se reconoce lo que muchos llevan en su corazón.

2 comentarios:

  1. Creo que en el ajetreado y rutinaro ritmo de vida de cada persona, cuesta pararse. Sin embargo, si lo hacemos con frecuencia, podremos ir encontrando respuestas a su debido tiempo e, igualmente sentirnos queridos por Aquel que nunca nos falla. Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Gracias por su comentario. Tal es así, que a veces no damos las gracias permanentemente por todo lo que nos brindan a cada instante. Sin embargo, en esta ocasión, deseo expresarle toda mi gratitud por su atención. El sevillano.-

    ResponderEliminar