Aunque mucho de vosotros crean que me
refiero a cualquier tipo de deseo que durante la vida nos apasione
caprichosamente, pocos piensan que hago mención a la existencia de ese segundo
deseo que todos apetecemos. Posiblemente se trata de otro tipo de deseo, adormecido,
que puede despertarse en cualquier momento, siempre y cuando, nos señale la
experiencia y nos sintamos motivado a ello.
A
veces nos sentimos sin energía, sin motivación, sin entusiasmo, es como si la
vida no tuviera sentido. Cuando nos sentimos así, es posible que dicha
situación sea debido a que algo no marcha bien, y deberíamos descubrirlo a
través de ese “deseo”.
Otros
se dan cuenta de que su febril “deseo” está fuera de la sincronía en relación
con el deseo de su pareja, o si no tiene pareja, un alto deseo puede resultar
frustrante. Si puedes, y así lo deseas cambia tú libido con algunos cambios
sencillos, siempre con tu estilo de vida. Pero debemos pensar, que un alto
“deseo” no es necesariamente un mal impulso, siempre que puedas encontrar la
manera de hacer funcionar tu vida.
Si
se complementan estos motivos, a menudo podremos despertar el “deseo” con
tiempo, imaginación y ganas. Es muy cierto reflexionar así, aunque parezca esto
un juego de palabras: “Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se
abre, pero algunas veces miramos tanto a aquella puerta que se cerró, que no
vemos la que se ha abierto frente a nosotros” Pero, ¿cuántas veces no sabemos
lo que tenemos hasta que lo perdemos, aunque también es justo reconocer que no
sabemos lo que nos hemos perdido hasta que lo encontramos.
Nuestro
cuerpo es algo personal, particular y propio. Este debe ser integrado en el
conjunto de la personalidad. Por eso es clave el tratamiento que cada persona
da a los deseos que va almacenando en su interior. Si me explico en otros
términos, podemos decir que el acto sexual auténtico, verdadero, es
simultáneamente físico, psicológico y espiritual. Las tres formas participan directamente
en esa íntima sintonía y al mismo tiempo misterioso, que culmina con la pasión
de dos seres que se aman.
Hoy
afortunadamente, la mujer no busca un varón que la mantenga por el restos de
sus días, busca sencillamente un hombre que le llene emocionalmente y
sexualmente.
Así, bajo esta dinámica, los problemas
de “deseos” adquieren una especial importancia.
Es
digno en estos casos, prestar atención al alto grado de estrés al que las
personas se ven sometidas en su vida cotidiana y a la falta de tiempo. Para
muchas parejas todo suele estar programado, incluso el disfrute sexual, siendo
esto un gravísimo error, el cual se acredita al poco tiempo de ponerlo en
práctica.
Nuestra
propia sexualidad encierra tanto misterio en sí misma y acumula tanto
romanticismo en conocer un cuerpo nuevo, que en realidad no es necesario añadir
nada más a nuestras dudas.
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