jueves, 28 de agosto de 2014

Lo inesperado II.

           Es difícil de comprender, lo que la vida nos augura; nunca estamos seguros  lo que es el futuro. ¡Nunca te lo imaginas! Lo malo de esperar algo, es que tiene que llegar. Es como una sensación que nos invade, y cuando nos llega, encontramos el vacío, la desilusión, la pérdida de aquella amistad que siempre creíste que jamás la perderías. Es entonces cuando sentimos el fracaso, la decepción, el desánimo y la rabia.
            Si, la rabia, porque aún no encuentras los motivos de esa acción tan inesperada que al cabo del tiempo no llegas a encontrarle una explicación razonable. Al final deberíamos tener razón a aquello de vivir el día a día sin nunca esperar nada, sin deseos, sin riesgos, sin proyectos ni planes. En definitiva no pensar en nada, es como un regalo inesperado.
            Es como un viaje del que nada espera, o de una persona de la cual ya jamás sabrás si existe. ¡En la vida todo es inesperado! A veces lo que esperas es peor si lo comparas con lo inesperado. La razón por lo que aún nos aferramos a la esperanza es que lo que esperamos, es lo que nos mantiene en pié, esperando siempre una explicación
            Nadie crece pensando si su vida saldrá mal. Todos creemos que nos irá bien, y desde el día que esperamos en esa creencia, cuando se desvanece, no le encontramos ningún motivo razonable. Pretendemos aferrarnos a la esperanza que algún día llegará esa explicación, por mucho que sepamos que es muy difícil de conseguir. La mayoría de las veces somos conscientes de que es casi imposible, siendo la única razón por la cual acudimos a la esperanza, a pesar que jamás podamos comprender lo inesperado de aquella determina acción.
           Los caminos de nuestra vida lo marcamos nosotros mismos, e incluso sin darnos cuenta, tomamos decisiones o hacemos algo que nos lleva por el camino inesperado.
            Nunca dejamos de sentir ese momento. Es lo que nos proporcionan las cosas  agridulces, pero como dije anteriormente, la vida sigue, y aunque el tiempo lo borra todo, siempre lo inesperado se mantiene en el subconsciente.
            Quien haya perdido “algo” cercano entenderá de qué hablo, reconocerá los síntomas enseguida, y se sentirá identificado. En mi caso creo que pese a la negación inesperada a través del tiempo, es difícil hacerse a la idea de poder entenderlo. Nunca se deja de sentir esa pérdida, cómo decía antes, pero la vida sigue y el tiempo no borra todas las heridas, pero sí las suaviza, intentando comprender una razón explicable o  al menos, que aquello que el tiempo nos presentó, es lo que inesperadamente desapareció.

 Meditación: Todos los momentos de placer se hallan contrapuestos por un grado de dolor o de tristeza.

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