domingo, 7 de octubre de 2012

Nuestra voz.

          Hablar de la voz parece una simpleza, pero pensemos cuando a veces escuchamos esa voz, que solo por su timbre ya reconocemos a la persona, e incluso parece que podemos ver su cara aunque esté a muchos kilómetros de distancia. ¡Es todo una incógnita! Pero cuando la oímos parece como si esa persona la tuviéramos cerca; tan cerca, que podemos experimentar sus emociones a través de su forma de expresarse.
            El desgarro de la soledad se mitiga mediante la compañía de una voz amiga al otro lado del auricular. Con la voz los amantes reconfortan su necesidad de mutua compañía. Pero debemos reconoces que a través del volumen, la cadencia, el timbre y la modulación, también nos sirven se armas, para condenar, juzgar, regañar, mentir o inquirir.
            La voz, sobre todo en la radio necesita experimentar  unas condiciones muy importantes. Durante los programas de noche, ésta se modula entre un tono cómplice y balsámico; en los espacios matutinos ha de ser de un timbre dinámico, con nervio; en verdad se requiere mucho entrenamiento y experiencia, para conseguir esas condiciones.
            Nuestra voz es como una huella digital de nuestra personalidad. Quizás sea la herramienta humana menos comprendida que nos reserva una gama de posibilidades. Ser dueño de nuestra garganta puede ayudarnos a lograr una vida más armónica.
            Pero ¿somos responsables de los sonidos que emitimos? A través de nuestros órganos articularios determinamos nuestros timbres vocales. Incluso nuestros silencios revelan nuestra intimidad: la frecuencia de la respiración denota nerviosismo.         Ejecutivos con timbre de falsete demandan voces más profundas, y mujeres que se expresan con tonos demasiado graves quieren voces más femeninas.
            Nuestra voz es más que un proceso mecánico, ya que tiene implicaciones psicológicas. Si decimos, por ejemplo: “estoy bien”, pero nuestro volumen es bajo y cansino, con un tono monocorde que delata tristeza, ¿qué parte del mensaje creerá nuestro interlocutor? Las mismas palabras, pero con entonación diferente, transmiten sentimientos distintos.  Por eso una conversación que se mantiene en el mismo tono resulta monótona. En definitiva el tono, por su parte, es tan importante como el contenido de las palabras.
            Sin embargo no debemos considerar un prototipo de belleza fónica, todas las voces tienen cabida en el reino social. Sólo aceptación y las posibles mejoras se consiguen a base de interpretación.

Meditación: La conciencia es la voz de las almas, las pasiones son las voces del cuerpo.

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