Podríamos decir que la comunicación es uno de los más grandes retos del ser humano. ¡Qué difícil es la tarea de entender a los demás y sentirnos entendidos, pero resulta altamente gratificante cuando lo conseguimos! Por eso; ¿cómo entendernos en la intimidad de las sábanas? ¿Qué significa tener buena comunicación sexual? Pues, poder expresar nuestras necesidades y deseos sexuales de forma que nos ayuden a tener una vida sexual satisfactoria, así como saber escuchar las necesidades y deseos de quienes la comparten con nosotros.
La buena comunicación no se guía por un afán de competición, ni por querer llevar la razón, sino por saber lo que quiero manifestar y, a la vez, ponerme en la piel de la otra persona para llegar a ella, dejando de lado la agresividad.
La base es la de reconocer mis errores cuando me comunico, y para eso tengo que contar con la opinión de ella, para que me explique cómo le gustaría que me dirigiera. Es obligatorio pensar que cada cual es diferente y podemos tener una visión distinta, y que si no damos a conocer nuestras necesidades no permitiremos que nuestra pareja las tenga en cuenta. Lo importante es dar ese paso y entender que no hay que tirar la toalla porque los primeros encuentros no funcionen como esperábamos.
Debemos ser responsables de nuestro placer y el otro del suyo, de manera que lo mejor es abrirnos a escuchar y comprendernos mutuamente, al mismo tiempo que compartir ambas ideas y después dejarnos llevar. A veces el pudor, la vergüenza o el miedo a lo que el otro pensará, suelen ser las razones que más nos coartan.
En estos casos el lenguaje no verbal, es mucho más importante de lo que pensamos. El cuerpo nos delata lo que la palabra calla y esconde. Por eso es conveniente dejarse llevar por lo que uno va sintiendo y dejar que nuestro cuerpo nos guíe. Asimismo, debemos crear un clima de confianza y tener presente nuestros morbos, fantasías y todo lo que nos ofrece ese momento vital.
En realidad, nuestra sexualidad es aprendida, aunque tengamos una capacidad innata para la comunicación y el placer. Esa capacidad la podemos desarrollar con la práctica y las relaciones. Cada pareja sexual tiene que considerar que es diferente, y por eso tenemos que construir una sexualidad en común, en la de sentirnos a gusto, satisfecho y al mismo tiempo respetado. Si lo que sabemos es aprendido, ¿por qué no cambiar lo que no nos hace sentir bien?, ¿por qué no dar un paso a la palabra adecuada o al gesto preciso, abriendo puerta a una intimidad placentera? Así aprenderemos a tener una buena comunicación en nuestra intimidad.
Meditación: El amor se escribe sin H, porque ésta es muda y el amor es eterna comunicación.
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