lunes, 13 de febrero de 2012

El motete

            Es indudable que casi todos los que nos gusta la música clásica, hemos escuchado algún  Motete. Era muy frecuente en épocas musicales como en el “Renacimiento” y músicos como: Jhon Dunstable, Willian Byrd, Francisco Guerrero, Cristóbal de Morales o Tamás Luis de Victoria, etc. En el “Barroco” a Tomaso Albinoni, Arcángelo Corelli, Benedetto Marcelo, Johann Pachelbel, etc., e incluso en el “Clasicismo” a Johann Sebastian Bach, Joseph Haydn, Mozart, etc, etc.
            En esas épocas toda la música que se escribía, era para la “Iglesia” o para “Palacio”. El pueblo llano y sencillo pocas posibilidades tenía de deleitarse oyendo tan bellas composiciones.
            Como decía al principio, actualmente muchos hayamos asistido a algún concierto o alguna audición de algunas de las épocas de las  anteriormente citadas. Pero quizás no hayamos tenido la ocasión de averiguar ¿qué es un motete?
            Dentro del apartado de “Polifonía Clásica” la cual es asignatura obligada en los Conservatorios de Música, encontramos dentro del concepto de “Formas Musicales”,  el estudio de lo que se denomina “El Motete”. Aunque realmente no se puede hablar de diversos géneros de formas musicales polifónicas, puesto que el sentido de cada pieza litúrgica, tiene su peculiar forma de ser al ser construida, como la tienen la fuga, la sonata, el minué, etc.
            Todo es debido a que en el siglo XVI la composición musical obedece  a un principio formal único, aplicado por igual a todas las piezas; misas, himnos, motetes, salmos, etc.
La aplicación de esta palabra obedece a una forma musical que se verifica de este modo: Al contra canto de una pieza preexistente le fue acomodado silábicamente un texto distinto del primitivo; cuando más tarde las voces aumentan a tres “duplum” o voz inmediata el tenor que continua llamándose “motet”, pasado este término con el uso del tiempo,  pasa a significar el conjunto íntegro de la pieza.
            El origen del motete es sagrado, nace dentro del más puro ambiente litúrgico, si bien en épocas posteriores, se desvía de esta línea y acoge en su pentagrama letras que distan mucho del templo.
            La evolución del motete es una de las más interesantes de la historia del arte musical; sus aspectos pueden ser reducidos a estos tres conceptos: número de voces, texto y ritmo. El número de voces aumenta progresivamente de dos a tres, recibiendo la última el nombre de “triplum”. Las dos voces superiores cantan en un principio el mismo texto, en contraposición al “cantus firmus”, que conserva su independencia rítmica y literaria. Y el ritmo puede ser cantado o recitativo, según los temas litúrgicos del motete propiamente dicho, siendo muy variados según sean: antífonas, aleluyas, secuencias, tropos, responsorios, etc.
            En resumen: a fines del siglo XIII el motete reviste estas características: consta de tres voces al mínimum cada una con texto y ritmo propios: la lengua original es reemplazada por el latín, la voz del tenor no suele ser buscada en el repertorio litúrgico, sino en la canción popular, factores estos que conducen el motete a una floración sin precedente en la historia de Las Formas Musicales.

Meditación: El que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla.

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