miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Hacerse mayor...se aprende? II

            La forma en que envejecemos no es fortuita, existen muchas variables que no están predeterminadas y sobre las que podemos actuar para llegar en las mejores condiciones posibles a cualquier edad.
            En efecto, desde que nacemos podría decirse que envejecemos en sentido de tener más edad. No obstante, es cierto que durante las primeras décadas de vida se produce un fuerte desarrollo de todas nuestras funciones, a lo largo de la infancia y la adolescencia, y habremos de esperar a la tercera década para poder apreciar algunos declives, por ejemplo: en nuestros tiempos de reacción en la elasticidad de nuestra piel o en la rapidez de marcha.
            No obstante hay que tener en cuenta que, a lo largo del ciclo de la vida, el proceso de envejecimiento se ve alterado por múltiples factores que impiden poder atribuir a la edad las condiciones de declive que suele considerarse como expresión del envejecimiento.
            Sin duda, como envejecemos no se debe al azar; debemos considerar que somos los artífices de nuestro envejecimiento. Es de decir, que para percibir cambios, tiene que haber diferencias evidentes.
            Un individuo o una sociedad que solo deseen el “disfrute” y que huyan de cualquier esfuerzo no van a conseguir envejecer bien. Es decir, que para tener una vejez saludable, activa y satisfactoria se requiere estar motivado, planificar acciones y hábitos saludables (hacer ejercicios físicos regular, no fumar, no beber en exceso, realizar múltiples actividades sociales y culturales, ver la vida con optimismo, sentirse eficaz, necesitado, realizar actividades productivas para sí y para los otros) y, como decía al principio tener una postura positiva del envejecimiento, para percibir bien que “envejecer bien” es el reto más importante de la vida

Meditación: Poca gente domina el arte de saber envejecer.
                                                              


2 comentarios:

  1. En verdad nada se nace sabiendo y como tampoco nadie aprende en cabeza ajena... solo queda caer y volver a levantarse una y otra vez, así más o menos vamos aprendiendo a ser hijos, padres y después abuelos, o jóvenes, menos jóvenes y mayores.

    Abrazos

    ResponderEliminar
  2. Siempre considero sus comentarios de ayuda para mis reflexiones. Un abrazo.-

    ResponderEliminar