Posiblemente en algún momento de tu vida necesites un motivo determinado, para justificar la toma de alguna decisión. Pero debemos comprender que es necesario justificarla con una causa. Ésta puede ser la muerte de un ser querido, un bello amanecer por las marismas, el recuerdo que una bonita amistad, una llamada de teléfono, tocar una Sonata de Mozart al piano, comprender las frases de un pensador, abrazar a un árbol, oír la voz de aquella amistad que dabas por perdida, etc. etc.
Todas estas son causas que puedan justificar ese motivo, que un día cambie tu decisión y decidas arrancar el vacío ocasionado por esa convincente causa.
En realidad, conocer el motivo o la razón de las cosas, no es asunto fácil, ni siquiera a veces para entenderlo, pero debemos hacer un esfuerzo y ampliar la imaginación.
Ya de por sí, a veces se actúa en determinados momentos realizando un verdadero despliegue de habilidades personales, para convencernos nosotros mismos de nuestra causa.
Disponer de un motivo es como tener una adecuada justificación para que esas creencias u opiniones tomen una fuerte teoría, para convencer su propia validez.
Una opinión es un punto de vista, cuyo motivo debe estar completamente justificado para llegar a una verdad objetiva.
La teoría de la motivación es simplemente la justificación que aprueba y razona esa teoría, de una forma válida, pero nunca sin acaloramiento, ni sin razón.
Si un motivo tiene una creencia que lo justifique, siempre será razonable, pero a veces nunca se puede argumentar. Si todo esto te parece muy complejo, debes reconocer que para tener un motivo debe haber una causa que lo justifique.
Meditación: Hay que atender no sólo a lo que cada cual dice, sino a lo que siente y al motivo porqué lo siente.
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