Cuántas veces hemos dicho al vaticinar algún presagio; “es como si tuviera un sexto sentido”. ¿Es eso de fiar? Es como una fuerza incontenible, una voz interior, una certeza inexplicable… A veces las manifestaciones son múltiples. E incluso un día u otro, las hemos experimentado.
Cuántas veces hemos dicho, “no sé porqué lo hago”, pero algo me impulsó a hacerlo. Nuestras vidas en muchas ocasiones se ven atravesada por esos pequeños momentos que nos empujan a hacer algo poco habitual en nosotros… Debemos reconocer que responder a esos llamamientos internos supone escuchar a la intuición.
Eso nos hace suponer que disponemos de un sistema de pensamiento que siguen procesos que huyen de la inteligencia racional.
Por tanto me pregunto; ¿podemos fiarnos de ese sexto sentido?. Posiblemente me dirás; no.
Aunque surge de la nada, y sin pasar por ninguno de los cincos sentidos, nos vemos atraídos por una simple intuición.
La intuición es también reconocible en nuestro carácter. Encontrar de repente, la solución a un problema que te persigue durante tiempo es lógico. Parece como si el cerebro habiendo escogido cierta información y, sin tú saberlo, ha llegado a una conclusión.
A veces nuestro sistema de pensamiento se construye en base a creencias inconscientes. También es cierto que esa intuición no es siempre negativa, porque si bien nos avisa de peligros o situaciones, en otros casos nos ayuda a percibir lo positivo, tanto de personas, como de lo que nos rodea.
Meditación: El sexto sentido no es más que la capacidad que tenemos de intuir ciertas circunstancias.
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