domingo, 6 de noviembre de 2011

¿Hacerse mayor...se aprende? I

           No es fácil envejecer en una sociedad que cultiva los valores ligados a la juventud. Pero podemos aprende a hacerlo. Es una paradoja, nuestra sociedad sueña con poder vivir cada vez más años, pero en cambio, se rechazan los rostros y los cuerpos que muestran las marcas del tiempo.  Mientras la esperanza de vida no deja de aumentar, el culto a la imagen  y la exaltación a la juventud, propios de nuestra época, hacen que muchas veces queramos negar el paso del tiempo en vez de aceptarlo y asumirlo con dignidad.
            Tenemos un auto concepto, es decir, una representación mental de nosotros mismos que no coincide con nuestro “yo ideal”, porque este último no es realista a nuestra edad, y eso hará que tengamos una baja autoestima, influyendo así negativamente en nuestra forma de relacionarnos con los demás, así como en nuestra forma de envejecer.
            Hoy en día parece ser como si la juventud fuera la única etapa de la vida que merece ser vivida, olvidando todo lo bueno que nos aporta la edad adulta, la madurez o incluso la vejez. Para afrontar el temor a envejecer, no hay nada como echar una miradita atrás y pensar, siendo honestos con nosotros mismos, si realmente todo fueron ventajas en la juventud o todo hubieran sido desventura en la madurez.

Meditación: Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el rostro que les ha dado la vida y con sesenta el que se merecen.

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