viernes, 5 de octubre de 2018

¡Por qué nos mantenemos así!

Intentaré expresarme, aunque comprendo que no me será nada fácil.  En primer lugar, considero que a veces nos mantenemos así, debido a cualquier situación personal que permanece en nuestro subconsciente. Liberarnos de “ello” sería fácil, pero cuando nuestro otro “yo” nos atenaza, permanecemos sujetos a dicha situación. Así cuando mantenemos ese estado, nos asentamos en el “ahora” y nos hace imposible deshacernos de un nuevo propósito. Si lo miramos bien, todos esos caminos nos llevan a un sufrimiento subjetivo ante el cual, nuestro interior no es el que deseamos
En el intento de manejar este deseo, nuestro sentido común, sólo nos conduce a dos alternativas posibles: frenarla y desistir de dicha situación o permanecer fijo a esa contradicción. Cuando en verdad no sucede “nada”; ¿por qué convertir las cosas en problemas?   ¿Ya la vida no es lo suficientemente dura tal como es? Nuestra mente está continuamente “trabajando” y es cierto que le encanta los problemas. Ante esto, significa que constantemente le damos vuelta a “ese” problema de carácter subjetivo como anteriormente decía y nos es muy difícil plantearnos un nuevo propósito, para convertirlo en algo positivo, es decir para no mantenernos así.
No es casualidad, pero muchas de las estrategias que solemos proponernos desde ese punto de vista, están encaminadas a una de las dos tendencias antes descritas. Todo apunta a que continuamente no estemos dispuestos a dejar esa situación de “enojo” personal, el cual sólo nos hace generar dolor a nosotros mismo, ya que no somos capaces de poner límites a esa conducta irracional.
Verás; este tipo de situaciones hacen que no nos sintamos tranquilos. Me explico: a veces detrás de nuestras pasiones; es decir cuando las mantenemos de forma permanente, y no conseguimos establecer esos límites, y aunque esa actitud, nos moleste, perpetuamos empeñados en no dejarnos vencer por la razón, consiguiendo, que con el tiempo se intensifique cada vez más.
En el fondo es una triste situación emocional, ante la cual, la mente no se para a razonar. Como decía anteriormente la mente sólo desea problemas, y así caemos en el más profundo abatimiento, generando una “entrega” y una “derrota” ante nuestro verdadero “yo”. Ambas sensaciones nos provocan en el fondo un malestar, pensando a veces en establecer esos límites de los cuales me refería en párrafos anteriores. Esa pertinaz negación ante la verdadera razón, es solo un vano intento, llegando a la posibilidad de no reaccionar, manteniendo esa postura y pensando: “no debería haber sucedido, pero, sin embargo, ocurrió”
Es justo reconocer que, por difícil que parezcan determinadas situaciones, siempre podemos salir de ellas, a través de la cual nos encontraremos fortalecidos. Cuando nos enfadamos, preguntémonos por qué y, si merece la pena ese motivo. Cuando estamos enojados nuestra mente “escucha voces extrañas” ¡Por favor, no nos guiemos por esas “voces” y no pretendamos ir hacia el futuro, mirando hacia atrás! Pues contra esto, siempre nos será difícil descubrir las causas de nuestros problemas internos, debido a que cuando nos mantenemos ante un estado irracional, ese enojo siempre nos pasará factura y es cuando deberíamos elegir entre reaccionar o responder. Reaccionar es instintivo, responder es razonar. 

Meditación: A veces es preciso comprender que “todo no está mal”

No hay comentarios:

Publicar un comentario