Intentaré
expresarme, aunque comprendo que no me será nada fácil. En primer lugar, considero que a veces nos
mantenemos así, debido a cualquier situación personal que permanece en nuestro
subconsciente. Liberarnos de “ello” sería fácil, pero cuando nuestro otro “yo”
nos atenaza, permanecemos sujetos a dicha situación. Así cuando mantenemos ese
estado, nos asentamos en el “ahora” y nos hace imposible deshacernos de un
nuevo propósito. Si lo miramos bien, todos esos caminos nos llevan a un
sufrimiento subjetivo ante el cual, nuestro interior no es el que deseamos
En el intento de
manejar este deseo, nuestro sentido común, sólo nos conduce a dos alternativas
posibles: frenarla y desistir de dicha situación o permanecer fijo a esa
contradicción. Cuando en verdad no sucede “nada”; ¿por qué convertir las cosas
en problemas? ¿Ya la vida no es lo
suficientemente dura tal como es? Nuestra mente está continuamente “trabajando”
y es cierto que le encanta los problemas. Ante esto, significa que
constantemente le damos vuelta a “ese” problema de carácter subjetivo como
anteriormente decía y nos es muy difícil plantearnos un nuevo propósito, para convertirlo
en algo positivo, es decir para no mantenernos así.
No es casualidad,
pero muchas de las estrategias que solemos proponernos desde ese punto de
vista, están encaminadas a una de las dos tendencias antes descritas. Todo
apunta a que continuamente no estemos dispuestos a dejar esa situación de
“enojo” personal, el cual sólo nos hace generar dolor a nosotros mismo, ya que
no somos capaces de poner límites a esa conducta irracional.
Verás; este tipo
de situaciones hacen que no nos sintamos tranquilos. Me explico: a veces detrás
de nuestras pasiones; es decir cuando las mantenemos de forma permanente, y no conseguimos
establecer esos límites, y aunque esa actitud, nos moleste, perpetuamos
empeñados en no dejarnos vencer por la razón, consiguiendo, que con el tiempo se
intensifique cada vez más.
En el fondo es una
triste situación emocional, ante la cual, la mente no se para a razonar. Como
decía anteriormente la mente sólo desea problemas, y así caemos en el más
profundo abatimiento, generando una “entrega” y una “derrota” ante nuestro
verdadero “yo”. Ambas sensaciones nos provocan en el fondo un malestar,
pensando a veces en establecer esos límites de los cuales me refería en
párrafos anteriores. Esa pertinaz negación ante la verdadera razón, es solo un
vano intento, llegando a la posibilidad de no reaccionar, manteniendo esa
postura y pensando: “no debería haber sucedido, pero, sin embargo, ocurrió”
Es justo reconocer
que, por difícil que parezcan determinadas situaciones, siempre podemos salir
de ellas, a través de la cual nos encontraremos fortalecidos. Cuando nos
enfadamos, preguntémonos por qué y, si merece la pena ese motivo. Cuando
estamos enojados nuestra mente “escucha voces extrañas” ¡Por favor, no nos
guiemos por esas “voces” y no pretendamos ir hacia el futuro, mirando hacia
atrás! Pues contra esto, siempre nos será difícil descubrir las causas de
nuestros problemas internos, debido a que cuando nos mantenemos ante un estado
irracional, ese enojo siempre nos pasará factura y es cuando deberíamos elegir
entre reaccionar o responder. Reaccionar es instintivo, responder es
razonar.
Meditación:
A veces es preciso comprender que “todo no está mal”
No hay comentarios:
Publicar un comentario