¡Vaya; ¡si no me
conozco yo, quién me va a conocer! Pero no me negarás que en alguna ocasión has
pronunciado esta frase; “A veces ni yo mismo me conozco! Te has preguntado,
¿por qué reaccionas así? Será por no pensar que vivimos acelerados, o que sea
posible que no nos hayamos parado a pensar que con dicha actitud hacemos daño.
Vaya Ud. a saber. ¿Es tu caso? Si es así,
sólo pensando y reflexionando, puedes descubrir lo que no funciona en tu vida y
procedes a cambiarlo.
Todos conocemos,
por propia experiencia, los efectos paralizadores de las preocupaciones, que
nos pueden anular nuestra capacidad de concentración y la facultad de tomar
decisiones. Es justo reconocer que es una forma rápida y sencilla de acabar con
el “tema”. Decimos: “yo soy como soy, y eso es
lo hay” Podría preguntarte: ¿Por qué no reflexionas?, es posible que
puedas mejorar tu forma de ser, y comprendas que esa no es la actitud adecuada.
Si dejas pasar un problema sin resolverlo semanas y semanas, con el tiempo no
tendrás un solo problema, sino muchos, y cada vez más complicado será
encontrarle solución.
Si tienes dudas:
¿por qué no te propones cambiar? Si como anteriormente me dijiste: “a veces ni
yo mismo se cómo puedo actuar de esta manera” Entonces que debería hacer.
¡Cambiar! Pero… ¿qué significa cambiar? Sencillamente, cambiar ideas,
sentimientos, conductas, en definitiva pensar que posees la suficiente
capacidad para una nueva forma de actuar frente a la vida, y dejar de ser como
eres, puesto que en tu interior perdura esa intención desde hace mucho tiempo.
Para ello debes modificar esa forma de ser, la cual nunca acaba de convencerte.
Piensas que si
sólo te relacionas con personas que te alaben, y te digan que todo está bien,
jamás te darás cuenta que esa forma tuya no es la idónea para mejorar tu forma
de ser. Muchos intentan cambiar fantaseando de forma radical, tampoco es la
forma. Vivimos en un mundo adicto a la distracción. Desgraciadamente son muy
poco los que se conocen verdaderamente, y esto es así porque no le dedicamos
tiempo a pensar si realmente deberíamos adoptar una nueva aptitud.
A veces
enfocamos en primer plano lo negativo y olvidamos el entorno. Otras, tomamos un
plano desde un punto de vista a veces desenfocado, que nos hace ver las cosas
envilecidas y pobres. Otras, miramos desde abajo, lo que nos conlleva al
desencanto y la decepción. En definitiva el "molde" se va
construyendo desde que nacemos, y se va forjando a través del tiempo. Entonces:
¿por qué no has pensado en mejorar tu forma de ser? ¡Todo tiene solución y a
cualquier edad! Aunque si es cierto que
el avance de la edad nos hace personas más rutinarias, desechando la propia
capacidad de crear y modificar, experimentando nuevos forma de hacer las cosas.
Pero no haciendo las cosas a nuestro propio antojo. Eso demostraría que hemos
caído en una dinámica de actuar en la propia vida, de la formas que nos ha
marcado y ahora nos cuesta modificar nuestro propio “yo”
Desde luego no
somos ningunos perfectos, pero si haces la intención de mejorar cada día,
seguro llegarás a convencerte de que tu forma de ser ha cambiado, a la que ibas
realizando. Pensemos siempre que está en nosotros mismo en cambiar, y si somos
fuertes, cualquier pequeño acto de valentía, nos convertiremos en personas más
felices. ¡Todos podemos cambiar! sólo hay que desearlo, proponérselo y luchar
por ello. Seguramente no es instantáneo, lleva un proceso más bien largo y
fastidioso, pero merece la pena
Meditación:
Algunos piensan que conocen a todos, cuando en realidad no se conocen a sí
mismos.
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