domingo, 6 de marzo de 2016

Aylán Kurdi.

          Hace tiempo que tengo esta foto o gráfico, o como queráis llamarle en mis archivos  y siempre he tenido la intención de escribir algo sobre ella. Es muy posible que todos la conozcáis, puesto que fue divulgada no hace mucho tiempo por casi todos los medios de comunicación, A todos nos impresionó y nos hizo pensar mientras “corría” a través de las redes sociales. Su nombre era Aylan Kurdi, para su mamá posiblemente sería “Aylansito”. Sólo tenía 3 añitos cuando cayó en la tiranía de las terribles manos del ser humano. Ese ser que desgraciadamente es el más dañino que puebla nuestro mundo, ya que ningún animal es capaz de realizar actos tan despiadados como ese.
            Alguno me dirán: ¿qué miedo pasaría? ¡No! Seguro que no. A esa edad aún no se tiene miedo, ni temor, ni pánico. Sólo habría en él, un derroche de amor. Puesto que el amor se nos da gratuito al nacer. Somos nosotros los que tenemos la obligación de saber administrarlo. Pero él sería un niño encantador, con todo lo que conlleva la simple ilusión de poder realizar una vida. Esa vida que para muchos está abandonada a la incertidumbre y, haciendo un poco de esfuerzo vemos como a través de nuestra conciencia es arrebatada casi siempre a los más débiles.
           Sé que muchos me dirán. Sí, pero ese no es el único, desgraciadamente habrán muerto muchos después de ese niño. Posiblemente tengas razón. Pero sólo deciros, que pobre consuelo es el nuestro si con eso lo justificamos. Aylán, nunca podremos saber que podrías haber sido de mayor. Al menos un padre de familia o quién sabes, hasta un defensor de la ley, pero tu vida te la arrebataron sin piedad. ¿Quién se acurda ya de él?
           En esta vida que nos ha tocado vivir, no hay cabida para el pesimismo, ni para el dolor ni las tristezas. Todo consiste en seguir adelante, sin mirar atrás, y si es necesario pisotear al débil, para conseguir nuestros deseos Las gentes deberían necesitar algunas palabras de aliento y de sabiduría y, comprender que dentro de cada uno de nosotros, existe una “cosa” que se llama conciencia y, que tarde mucho o poco, siempre nos hará ver lo que debimos hacer y no hicimos. 
           Sólo su madre si aún vive, tendrá un hermoso recuerdo para ti, habría tantas ilusiones, tantos momentos que hoy estarán rotos de dolor, al pensar que el mar de adueñó de tu pequeño corazón. No pudiste dejar ni un pequeño “adiós” Todos sabemos que la muerte es un destino seguro, el más seguro de todos. Pero, ¿por qué tienen que morir a destiempo los más inocentes?
          Aylán, tú actitud ante la muerte es digna de tener en cuenta, tú postura nos hace pensar que estás besando la tierra despidiéndote de ella, como diciendo: “Ahí os dejo, aún no me ha dado tiempo de cometer ninguna falta, para ser castigado con la muerte”    
           Si en el más allá existe algún “sitio” especial, sepas mi pequeñito Aylán que tú tendrás un lugar de privilegio.

 Meditación: Me pregunto: ¿Qué se le puede decir a un padre destrozado por la muerte de un hijo pequeño?

No hay comentarios:

Publicar un comentario