Todos nos
idealizamos una forma o un estilo para encontrarle sentido a nuestra vida. Intentamos
abordar las contrariedades, los sufrimientos, etc. Pero siempre aparecen
desequilibrios que nos producen determinadas contrariedades, no pudiendo llegar
a cumplirse ese sentido que desde principio anhelamos. Todo juega un papel
importante para “desbordarnos” y hacer que no lleguemos a la satisfacción de
una vida estable. A veces por problemas de soledad, familia, trabajo,
amistades, etc., y por qué no decirlo, las redes sociales, las cuales juegan
con nuestros sentimientos, donde a través de la más absoluta impunidad pueden
llegar a la mayor inestabilidad de nuestra vida. En realidad se trata de
encontrarle una respuesta a las preguntas ¿De qué trata la vida? o ¿Cuál es mi
cometido? Cada uno lleva una respuesta muy particular, ya que necesitamos un
convencimiento para que nos sirva a cada uno.
Ese
sentido el cual intentamos abordar no es otro que el continuo proceso de crear
y cultivar aquello de deseamos que se realice a través de nuestra propia
existencia.
Así llegaremos a
encontrarle sentido a la vida para darle la importancia que se merece, pues de
otra manera seríamos presa fácil de falsos destinos. Es un proceso que, a
medida que se va afirmando a través del tiempo, nos posibilitará logros de
mayores importancias. De no ser así estamos sujetos a sentir un vacío
permanente en nuestro interior. Cada paso que demos es realmente importante,
para poder darle sentido, evitando frustraciones que a medida que pasa el
tiempo, irán abriendo nuevos horizontes, en nuestra vida.
Ese sentido que
todos deseamos llega relativamente en la edad adulta, o sea en la madurez. En
la época de juventud, lo que intentamos es construir una forma o identidad en
imitación a lo que nos rodea. En relación a ese sentido me refiero a intensificar
una experiencia llena de intenciones, ideales y deseos, que hacen que soñemos
con una existencia llena de valores, sin necesidad de vincularnos a todo lo que
nos rodea. Pero la base principal en que vivimos, necesita de unos poderosos
cimientos que sostenga el tremendo “peso” que durante toda nuestra vida tenemos
que soportar.
Aunque para
alcanzar una comprensión total del sentido de nuestras vidas, es preciso el
equilibrio. Gracias a esta reflexión deducimos que el significado de nuestras
existencias debe alcanzarse utilizando el equilibrio de la mente, el alma, el
cuerpo y el corazón. Situación en extremo difícil, para no llamarla utópica o
idealista. Acción que requiere de una disciplina extrema, y de muchos años de
experiencia en esta ocupación denominada vida.
Cuando a muchos les
preguntamos a que le da sentido tu vida, encontramos tal variedad de respuestas
que abarcan todas las posibilidades. Unos dicen que el matrimonio y la familia;
otros, el llevar una vida de servicio a los demás y algunos opinan que todo
consiste en acumular un cierto nivel riqueza material. Nada más erróneo, puesto que la vida se nos
puede cambiar en unos minutos sin saber por qué.
Solo debemos
pensar y valorar lo que somos y lo que podemos ofrecer, luchando por nuestros
ideales más sinceros. El verdadero sentido de nuestra vida, solo ella nos lo
presentará a través de nuestra existencia.
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