Deberíamos entender que muchos confunden
la compasión con los sentimientos de
aflicción, aunque es difícil distinguirlos claramente. En primer lugar es
necesario serenarnos; sí, serenarnos. Vivimos aprisa; con tantos problemas, que
apenas apreciamos la vida que pasa por delante de nosotros. Debido a que muchos
a veces confunden la compasión con los sentimientos de aflicción. Podríamos
evitar esa “carga personal” u obligación si aprendemos a sentir empatía sin
involucrar nuestros propios miedos, apegos o quizás aquellas tristezas que no
conseguimos resolver.
En
definitiva la compasión es el acto de querer aliviar el dolor de alguien que
sufre. El resultado de ser tremendamente compasivo, está muy unido al
padecimiento de una depresión crónica. Otros temen que los vuelva
sentimentalmente ingenuos o que dicha actitud les impidan ver a los demás con
claridad o de forma realista. A pesar de todo existen diferentes maneras sanas
para aumentar nuestra compasión, puesto que las preocupaciones no tienen por
qué inhibirse para esforzarnos en cultivar nuestro estado o formas de
compasión.
Muchos
a veces dudamos en cultivar la compasión, debido a que nos preocupa tener que
dar demasiado de nosotros mismos, mientras ayudamos a los demás.
Otros temen pasar tiempo con personas
que les son incómodas. Aunque debemos estar obligados por nosotros mismos a usar
nuestro mejor juicio y sentido común para saber cuándo es justo actuar con
compasión y cuándo no.
Tal
vez sería prudente y al mismo tiempo reflexivo mencionar la idea de estar
siempre dispuesto a poder ayudar a los demás, tener confianza en nosotros
mismos y sentir lo que valemos como persona, estando convencido de que siempre
mantengamos el valor suficiente para ayudar a los demás. Si solo pensamos en
nuestros problemas, no tendremos tiempo ni energías para ayudar a los demás;
así es posible que estaremos más seguros del amor y de aquellos que necesitan
de nuestra ayuda.
Buscar
y practicar el sentido de compasión en nuestra vida, implica algo más que
empatía, algo más para sentirnos en el lugar del otro, a fin de entender su
sufrimiento; sentir compasión significa sentirse parte del mundo, sentir esa
desconexión que notamos con el mundo que nos rodea restableciendo la conexión, y solo por la sencilla
razón de percibir lo que siente el otro,
experimentando no solo lo que sucede a nivel racional, sino haciéndolo
formar parte de ti, ya que al fin y al cabo es parte de tu mundo, puesto que
tú, también formas parte de él.
Cuántas
veces el entendimiento correcto para comprender la compasión, es preguntarse a
sí mismos si somos capaces de ayudar a determinada persona y por qué. Ponte en
esa situación y podrás observar como sonríen cuando su dolor es aliviado.
Recuerdas que la compasión es un ejercicio que termina en acción, sencillamente
es querer y hacer algo para aliviar el sufrimiento de otro.
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