Es triste hablar
de este concepto, pero si lo piensas bien, es así. Tratamos de salir a “flote”
pisoteando a nuestros semejantes. Nos
obsesionamos por ser el mejor, por pasar por delante del otro, por tener más,
pensando sólo en uno mismo. Somos capaces de destruir lo que sea, con tal de
conseguir esa superación deseada. Si somos capaces de destruir un planeta, ¿de
qué no seremos capaces? A veces pienso, por qué “patrón” nos guiamos. ¿Es que
hemos perdido la conciencia? Será desconfianza, auto exigencias, o quizás nos
sintamos sometidos a “programas mentales” lo cuales nos hacen que nos instalemos
en una ceguera, sin observar que constantemente estamos haciendo daño.
Sólo con mirar
hacia algunos temas como: religiones, políticas, sexo, guerras incomprendidas,
abusos sin reparar en quienes, drogas, poder sin límite, dinero, juegos, etc.
etc. Y si hablamos de familias y amistades, prefiero no hablar, todo son
rencores, mal entendidos, intereses, etc. El ser humano por regla general es un
ser inteligente, pero si no es educado y consciente de sus propios actos,
pierde el control de sus ideas y acciones, haciéndonos cometer verdaderas
atrocidades, que jamás podríamos imaginar.
Me inquieta
mucho como cada vez somos más violentos. A veces soy yo, el que no puedo
articular palabras. Experimento cómo quisiera decir algo, pero no sé, no puedo
llegar a expresarme, quisiera decir algo, con tal de auto convencerme de las
tremendas atrocidades que el mundo nos envuelve. Comprendo que en el viaje de
la vida, no existen caminos llanos, todos son subidas y bajadas. Por eso para
hacer nuestra vida soportable tenemos que acostumbrarnos a las injurias del
tiempo y a las injusticias de los que nos rodean.
¡Oh Dios! ¿Por
qué nos dejamos arrastrar por el mal?, y nos regocijamos de nuestro bienestar,
contemplando a veces el sufrimiento de otros, experimentando un morboso placer.
Esto nos hace perversos, inhumanos, violentos, haciendo que nuestras pasiones
nos arrastren, nos dominen a través del rencor y la envidia. Sé que ante todo lo dicho, no nos queda más
remedio que seguir adelante, pero reconozcamos que es triste vivir en ese
estado permanente y viendo que continuamente nos estamos haciendo daño.
A veces es
necesario entender que ese sufrimiento que observamos, es un mecanismo que por
naturaleza nos ayuda o debía de ayudarnos a sobrellevar esas situaciones que
nos hacen daño. Pero, ¿Cómo desactivarlas, para poder continuar? No, no soy
capaz de entender cómo funciona esta sociedad o cual es el fin al que deseamos
llegar, pero sí, experimentamos una determinada angustia que sin remisión
algunas nos dejan sin argumento,
repitiendo una y mil veces: ¿Por qué somos así?
Quizás ese
sufrimiento que ya la vida nos adjunta por naturaleza propia, no sea suficiente
y tengamos que vivir con ese “daño” que diariamente vemos ante nuestros
semejantes. Para conseguir sobreponerse
a ese dolor que tanto nos invade es necesario no derrumbarse y negarnos a
convertirnos en víctimas, haciéndonos que esos acontecimientos no nos hieran en
nuestros sentimientos y ser capaces de responder a la pérdida de nuestro
auténtico ser, consiguiendo de esa manera poder seguir adelante.
Meditación:
Si hay cosas que no quiero contarte, no es por egoísmo. Es por no querer
hacerte daño.
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