sábado, 17 de septiembre de 2016

Los denominados sensibles.

          Sé que muchos me dirán: ¿qué tiene una persona sensible distinta a otra que no lo sea?  Este es un apartado muy a tener en cuenta en Psicología. Debido al poco espacio del que dispongo, intentaré hacer un breve comentario, siempre bajo mi propio criterio. No intento convencer a nadie de mis ideas personales. Las personas altamente sensibles tienen un sistema nervioso muy afectivo por lo común y, por lo general  susceptible a cualquier alteración en su vida. Todo lo ven desde un punto de vista muy auténtico. No, no es ningún defecto personal, pero si les puedo asegurar que son personas que sufren muchísimo, debido a su estado emotivo, creativo y solidario.
            Estos tipos de personas suelen ser altamente conscientes, están dotados al mismo tiempo de gran inteligencia, un gran poder de intuición y sobre todo de gran imaginación. Todo debido a una gran capacidad sensorial que los hacen únicos en sus formas de actuar y de pensar. Si reconoces estas actitudes entre algunas de tus amistades, puedes estar satisfecho de canalizar sus estímulos, y seguro que te harán vivir  formas muy distintas a como tú puedas percibir las emociones, aunque siempre existan incompatibilidades.
            Este tipo de personas suelen pasar inadvertidas para los demás, pero si te relacionas con ellas observarás que manejan un gran “abanico” de información debido a que todo lo analizan y lo reflexionan con sumo interés. Son tipos que no desesperan ante las adversidades, aunque su estado de introversión les hace de un carácter insistente. Es decir para ellos el “razonamiento” es la principal virtud para sentirse sensibles. Unos de los principales condicionantes de estos tipos de personas es su enorme adición a la música, lo cual hace que se explique de un poder de sensibilidad  atribuido a su alto nivel intuitivo, siendo capaces de fijarse y analizar los detalles más sutiles, que a veces muchos no perciben. Como decía al principio, no es ningún defecto pero lo suelen pasar mal, ya que viven expuestos a una “radiaciones” emocionales sin filtros que les proteja, pero sus rasgos les caracteriza por una fuerte personalidad, que bien canalizada, pueden convertirse en un don para ellos mismos y para los que les rodean.
            Toda esta condición de sensibilidad no les excluye, ni les desconecta de nada. El problema a veces surge a partir de pequeños desengaños cotidianos que se van agravando con el tiempo, dejando paso a la desilusión y a la frustración. Por otra parte, su condición de sensibilidad les lleva a sufrir preocupaciones mucho más de lo habitual, ocasionándoles problemas que lo demás no entienden. De hecho las personas extremadamente sensibles pueden reaccionar de manera muy emocional ante las injusticias o la incomprensiones de lo que les ocurre, llegando a sentirse verdaderamente “heridas”. 
            Siempre dije que amar la vida es comenzar a sensibilizarse y aceptarla tal como es. No siempre es de color de rosa. Esta aceptación está en el centro de las personas con alta dosis de sensibilidad. Toda aceptación nos lleva finalmente a una decisión paradójica: la de no elegir, no rechazar, ni eliminar nada. Todos los considerados sensibles ante el evento de su vida, activan y traducen su capacidad para intentar ofrecer siempre una respuesta adecuada al estricto sentido de la razón.  Esta sensibilidad de la que hablo, nos lleva a crear un vínculo afectivo que con el tiempo contribuye a una estabilidad muy sólida como adulto.

 Meditación: Con el tiempo no nos volvemos menos sensibles, sino más resistente al dolor.

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