miércoles, 17 de febrero de 2016

¡No dejes nunca de amar!

                No digo nada nuevo si añado lo siguiente. “Para el amor no hay nada imposible” Al decir esto, cuántas veces hemos escuchado frases como: “Sin ti, mi vida no tiene sentido”, “Lo eres todo para mí” o ¿Qué haría yo sin ti? A veces el cine, la música y la poesía nos han hecho ver formas de interpretar el amor, dejando instalado en nuestra mente, la idea de que el amor intenso está ligado al sufrimiento. Pero, ¿qué entendemos por “amor”? ¿Solo un sentimiento? Ciertamente, si así fuera,  no se podría construir nada sólido encima. Pero si el amor es una relación, entonces es una realidad que crece y también podíamos decir, a modo de ejemplo, que se construye como un edificio. Y esto se edifica en compañía. ¡No solos! No queramos construirlo sobre las arenas los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero; en definitiva pensemos que el amor nace del corazón.
             Un amor para siempre exige saber elegir a la persona adecuada. Volviendo al primer punto, la persona adecuada no tiene porqué ser aquella que nos vuelve locos, tampoco aquella que solo nos atrae por sus ideas o porque es “maja”. Hay que saber conjugar ambas facetas. Cuando antes del matrimonio ya se intuye que la cosa no va a funcionar, por tener maneras de ser incompatibles, ya sean de comportamientos, caracteres, formas, etc. En fin, son  tantas cosas que nos pueden poner sobre alerta y que muchas veces se intentan resolver con aquello de “yo lo cambiaré” Estamos muy equivocado.
            La evolución sana del amor suele ser lenta, porque se cimienta en el bienestar y la confianza de una persona sobre la otra. La madurez del amor es aquel que se establece entre dos personas independientes que se respetan y se demuestran cariño y atención.
          Se dice que el amor verdadero es aquel que dura para toda la vida, pero ¿qué factores influyen en la prolongación de una relación de pareja? La premisa es clara: nadie va a hacernos feliz si no somos capaces de hacernos feliz a nosotros mismos. No encontrarás la plenitud en nadie si primero no la encentras en tu interior. Existen casos en que nos impresionan debido a la edad. Cuando existe una diferencia de edad relevante en una pareja, deberíamos analizar las discrepancias que pueden surgir a causa de ello, para que la relación sobreviva, puesto que el éxito potencial realmente está en la madurez y en el nivel de experiencia de quienes se aman. Aunque es digno considerar que no existe una diferencia mágica de edad cuando del amor se trata.
           Sin embargo es de lógica que mientras más corta es esa diferencia entre dos personas que se aman, mayor serán las posibilidades de construir un amor que perdure.
           Nunca es demasiado tarde para emprender un ciclo y encauzar nuestras vidas hacia un estado de felicidad duradero, consiguiendo ampliar nuestras perspectivas y aprendiendo fórmulas nuevas que nos hagan “florecer” de nuevo.
           Si por circunstancias alguien nos ofrece una oportunidad para conocernos, puede que se arriesgue muchos, puesto que son como los lados de una moneda, sólo un 50 % existe de posibilidades tanto de ganar como de perder, pero nunca se sabe, si no se intenta. De esta forma podríamos comenzar una posible relación, aceptando nuevos hábitos y un nuevo estilo de volver a empezar. Es posible que de esa manera comience el momento de aprender a amar de verdad.

Meditación: Cuando se quiere a alguien de verdad  y se marcha, también se lleva un pedazo de su corazón.

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