jueves, 31 de diciembre de 2015

Frustraciones y cicatrices.

             Cada frustración se almacena en nosotros provocando cicatrices internas, que van destruyendo poco a poco nuestro estado emocional. Éstas aparecen por motivos de no poder lograr el objetivo deseado. Por eso nos sentimos frustrados, provocando en nosotros un sentimiento de tristeza, enfado o rabia. Es cierto que todos somos diferentes, y cada uno vive de formas distintas, pero generalmente sentimos en común esa sensación de desánimo y decepción que nos produce la frustración.
             Cada día extendemos nuestras manos para “agarrarnos” a la vida, pero a veces algo se interpone en nuestro camino haciendo que nos sintamos abatidos o derrotados. Es cuando aparece esa frustración que nos hace inseguros, debido a las continua “huellas” que ese continuo sufrimiento va carcomiendo nuestro ser. No siempre salimos derrotados, y es posible que con el tiempo nos vayamos “acorazando” aprendiendo y reflexionando sobre esas experiencias. Sí es cierto que muchas nos deprimen y nos desesperan, resultando de ello un estado negativo sin aprender nada bueno de ellas.
            Sin notarlo, esas situaciones nos van haciendo cada vez más sensibles, recordando siempre los motivos de nuestros fracasos. Al mismo tiempo, sentimos continuamente una situación de continua ansiedad, por motivos de los logros no conseguidos. Perdemos en cierta manera la confianza en nosotros mismos, huyendo casi siempre de volver a emprender nuevas andaduras, debido a sufrir otra nueva decepción.
             La verdadera finalidad consiste en recuperar el equilibrio personal, liberando las emociones y tratando de restaurar nuestras pulsaciones, con el fin de encontrarnos de nuevo con nosotros mismos. No olvidemos que todo tipo de frustración en sí, sólo es un sentimiento transitorio, es como un estado de incertidumbre el cual nos define como persona. Y no pensemos que una situación frustrante, pueda significar un fracaso, debemos desarrollar una aptitud de tolerancia, pensando que situaciones como esas, siempre aparecerán en nuestra vida. 
            Continuamente nos encontraremos con momentos difíciles de resolver en los que podemos sentirnos frustrados y por tanto hundidos, tristes y a veces fracasados. Pero es de relativa importancia aprender y a saber manejar determinadas situaciones ante nuestros sentimientos a fin de que no nos afecten en exceso y podamos combatir las circunstancias que los originan.
           Todos debemos aprender a manejar las frustraciones. Para ello, es necesario aceptar las causas que las provocaron y no permitir que las consecuencias de las mismas nos sobrepasen. Es difícil para muchos el poder resolver esos continuos sentimientos de frustración, llegando a provocar desmotivación y abandono al deseo de emprender un nuevo proyecto. Vencerlo, por supuesto que tiene una enorme dificultad, pero es necesario controlar los reveses que el destino nos presenta, y armarnos de paciencia y perseverancia, con el fin de que esas frustraciones no nos dejen cicatrices.
 
Meditación: Cuando alguien culpe a los demás por sus fracasos, sería bueno que también le atribuyeran sus éxitos.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario