sábado, 5 de diciembre de 2015

Nuestro pasado II.

           Nunca deberíamos renunciar de nuestro pasado, Sería justo recordar que todo lo que hasta aquí sucedió, se lo debemos a nuestro tiempo vivido, tanto lo que te ha gustado, como lo que no. Solo es cuestión de aceptar la realidad. A veces deseamos esconder situaciones que no hemos deseado emocionalmente, pero que continuamente nos hacen daño, generando en nosotros una inseguridad. Sin embargo nos podemos o no sabemos soltarnos de ese pasado que nos atormenta. Deberíamos y sin temor a mirar ese tiempo turbulento que en su día creímos que nos hizo daño, para descubrir respuestas que expliquen nuestro presente.
             ¡No renunciemos a nuestro pasado, sea cual fuere! En él se encuentra la raíz de todo lo que somos. Alguien dijo aquel dicho tan famoso: “aquel que olvida su historia está condenado a que se repita” Sé que muchos presentan temores ante aquellos recuerdos que en determinado tiempo, no hubieran querido que sucedieran, pero la vida nos demanda llevarlos siempre presente, aunque no sean de nuestro agrado.
             Tampoco es de imperiosa necesidad vivir envuelto en el ayer, en ese pasado que tanto daño nos hizo; por eso intentemos de “situarlo a un lado” y disfrutemos de las cosas bellas que el día a día nos presenta,  pensando encontrar un mundo de ilusiones, con el sólo hecho de despertar por la mañana. Tampoco nuestras vidas están para quejarnos continuamente ante aquellas decisiones propias que tomamos y nos empeñamos en que nuestro corazón y nuestra mente estén  continuamente atormentado.
             Pensemos siempre que el tiempo avanza  implacablemente, y que nuestro trabajo debe continuar con esa “carga”, sólo es cuestión de saberla gestionar, por indeseable que parezca. Sí, es triste recordar que vivimos momentos de desengaños, de tristezas, de frustraciones, pero es tiempo de “levantar cabeza” y proponernos que también hubo momentos de extrema felicidad, que es justo recordar. Desgraciadamente la vida es así, siempre llena de altibajos.
            Si nuestra mente empieza a dar vueltas a las mil y una situaciones subterráneas que no hubiéramos deseado vivir, es posible que nos enredemos en momentos que nos llevarán a posiciones de continua tensión, haciendo que nuestras vidas sea un martirio.
            Nuestro empeño hoy debería estar en amar “lo que tenemos” y no tratar de manipular inútilmente aquello que pasó y que por mucho que queramos siempre estará en nuestro pasado. El pasado es eso mismo: sólo pasado. Aunque a veces nos preguntemos: ¿por qué nuestro pasado, siempre lo tenemos presente? Aunque vivamos de una ilusión permanente, y de un mundo distinto, jamás intentemos olvidar nuestro pasado, puesto que él, y es justo reconocerlo, quizás nos haya traído la felicidad que hoy pretendemos. Propongámonos de ahora en adelante no hablar de ese pasado que nos hizo daño, y continuamente nos carga de culpabilidad y de dolor.
            Nuestra solución está en dejar esa culpa en su “página” correspondiente y empezar a vivir de una manera abierta y sincera con el propósito de proyectarnos un nuevo futuro. Volver a abrirnos a unos nuevos momentos que nos haga felices todo el bien posible, puesto que nuestra capacidad de amar, siempre puede ser compartida con quien sea en nuestra vida.

Meditación: No es necesario destruir el pasado cuando se ha ido; en cualquier momento puede aparecer,  y volver a ser presente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario