¡Búscame! Pero,
¿es que acaso me fui? siempre estuve ahí. ¿O es que quizás no quisiste buscarme?
Si miras el gráfico, verás que cerca estaba. O es que no nos han preparado para
los cambios, ni nos enseñaron a procesar las pérdidas de emociones. Siempre
aspiramos a mantener una segura garantía en nuestra vida, pero
desgraciadamente, ésta no es así. Todo es tan absurdo como pedir que siempre
sea de día. Así se explica, a mi modo de ver, que a través del tiempo existió
una inconfundible experiencia que me hizo producir un sufrimiento innecesario.
Las cercanías
sin saber por qué, se convierten en lejanías de forma que no podemos distinguir
que fue lo que pasó. Así se pasa de vivir una afectiva proximidad, a confirmar
una singular lejanía, que sólo se percibes cuando nos encontramos en una
auténtica soledad. Ya la vida no será igual hasta un nuevo encuentro. Todos
nuestros sentimientos lo llevamos en nuestro interior de forma emocional; Así
decía Dostoyeski, “quien tiene recuerdos felices de su vida pasada, está
salvado para siempre” Es posible que de alguna manera usemos nuestras reservas
emocionales como recordatorio.
Pero por mala o
equivocada que haya sido la experiencia, quizás podamos preguntarnos: ¿Qué
puedo aprender de toda esta situación, que me sirva para trabajar mejor en mi
presente y quizás para construirme un futuro mejor? A menudo pensamos que
“conocemos” a otra persona cuando en verdad lo que estamos haciendo es
proyectar sobre ella nuestra propia ideología. Analizando lo dicho, podemos
sacar en conclusión que cuando pensamos en otra persona, te caiga bien o mal,
solemos experimentar una sensación interior. Sólo por el hecho de pensar en esa
persona, ya es evidente que estamos experimentando un sentimiento incluso en su
ausencia.
Para evitar ser
víctimas de nuestros impulsos debemos trabajar de forma activa y mantenernos a raya, para poder perpetuar a lo
largo de nuestra vida y poder volver a ser los dueños de nuestro propio
destino. Para la mayoría de las gentes, es muy fácil analizar los pensamientos
de los demás. Pero todo es cuando la vida te “rueda con piloto automático” es
cómo si tuviéramos un mapa de carretera, ¡Todo va bien! Pero de momento todo se
disloca y te ves en la más auténtica soledad. Aquellos recuerdos ya no existen,
tus amistades desaparecieron, tus emociones se perdieron y tus propios
sentimientos poco a poco te van destruyendo, hasta verte derrumbado. ¡Nunca lo
pensé!
Pero por
desgracia, ahora los añoro, pensando en que pueda ser posible que aún pudieran
volver. Siempre tuve momentos en mi vida de difícil experiencia y de auténtica
dificultad, pero jamás me encontré con esos momentos de aislamiento, lo cuales
son de verdadera tristeza.
Esperar a que
las cosas lleguen por sí solas, no es la manera de salir. Sólo uno mismo debe
ser capaz de ver todo lo que se mueve en nuestro alrededor. En definitiva: “no
hay mejor aprendizaje que pasar por esos momentos” y de ellos tener que
aprender.
El sufrimiento
inútil es el que no tiene justificación, el que no ayuda a la superación de las
dificultades en los momentos difíciles. Únicamente contribuye a hundirnos cada
vez más en ese lamentable estado en que a veces nos encontramos, cuando pensamos
que nada tiene solución. Por eso, lanzo ese ¡¡Búscame!! Mirando al cielo,
esperando encontrar esa ilusión que me haga recuperar esos sentimientos
perdidos.
Meditación:
Muchas personas están destinadas a quererse unas a otras, pero no están
destinadas a estar juntas.
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