Es posible que
muchos de vosotros no hayan leído todos los pequeños artículos de este sencillo
Blog. Nunca pensé que pudiera cumplir cuatro años, a pesar de que durante este
tiempo he tenido que sufrir el destino que la Naturaleza me impuso. Nada fácil
resulta vivir de esta manera, pero la vida resulta siempre bastante diferente a
como la soñamos, y desgraciadamente a ella tenemos que ceñirnos. Diariamente
debo hacer frente a esa situación dolorosa vivida, de la cual jamás podré
apartarme de ella.
Comprendo
que no soy el único que le haya sucedido “esto”, aunque reconozco que no es
fácil vivir así. ¡¡Pero debo aceptarlo!! Todos vivimos un abanico de
sentimientos, los cuales no tenemos por qué hacernos víctima de ellos.
Una
vez hecho este pequeño preámbulo, algunos estarán diciendo: ¿qué relación tiene
todo lo dicho con el título de este artículo? Verán: es muy sencillo. Como
decía al principio si alguno han leído la gran mayoría de las más de 400
“reflexiones” observarán que la gran parte de ellas, todas giran hacia estas
tres hermosas palabras: “el amor” “la
felicidad” y “la amistad” ¡Qué difícil es mantener las tres!
Por
fortuna el amor no muere por causas
naturales, muere por negligencia,
abandono, ceguera o indiferencia. Todos tenemos acceso al amor, aunque
por desgracia los malos hábitos, las críticas, el desprecio; o cuántas veces,
por nuestra actitud siempre a la defensiva, hacen que sean los mayores enemigos
del amor. Siempre he dicho que uno de los grande “motores” de la vida es el
amor. ¡Sin amor no se puede vivir! El
verdadero amor nunca nos hace sufrir. El ser humano necesita amar, pero amar
todo lo que nos rodea. Esa es la única forma de sentirlo. Aunque a veces se
pueda considerar como la más injusta de las emociones, hay momentos que no te
deja vivir, pero al mismo tiempo, te impide morir.
Sobre
la felicidad, ¿qué os podía decir?
Mis conocimientos son muy parcos y sencillos, aunque procuro decir siempre lo
que siento. Ser feliz forma parte de nuestra naturaleza. La felicidad es la
búsqueda central de nuestras vidas, y siempre que me comunico con cualquier
persona, es lo primero que le deseo: “que sea feliz” Pensemos que es el único
objetivo que tiene el ser humano, y que la felicidad no es algo que viene y
llama a tu puerta, para instalase en tu corazón. Nacemos para luchar por la
felicidad, es decir para construirla, a pesar de las tristezas, los errores, y
las malas jugadas que la vida nos pone por delante. Pensemos siempre que
cualquier motivo es suficiente para ser feliz, sólo está en saber elegir
correctamente los tipos de emociones que ocupan nuestro corazón, para saber
disfrutarla al máximo
¡Oh,
la amistad! ¡Cuántas desilusiones!
Siempre he tenido presente que la amistad es un valor indiscutible entre las
personas. Pero cuando desaparecen sin motivo: ¡cuánto daño!, ¡cuánto dolor! y
¡qué cruel! Todo porque a veces ni tú mismo sabes “qué hiciste mal” para que te
anulen de una manera tan ingrata. Cuando
me expreso a la amistad me dirijo a la amistad sincera y verdadera, a aquella
que cuando le preguntas a alguien, ¿qué tal estás? o, ¡cuídate y que seas
feliz! esperas una respuesta cordial la cual genere plena confianza. Siempre
pienso que en cualquier momento de nuestra vida podemos encontrar un verdadero
amigo, incluso aunque llegue tarde, siempre encontrará un corazón para
acogerlo.
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