lunes, 28 de septiembre de 2015

Cuatro años de reflexiones.

            Es posible que muchos de vosotros no hayan leído todos los pequeños artículos de este sencillo Blog. Nunca pensé que pudiera cumplir cuatro años, a pesar de que durante este tiempo he tenido que sufrir el destino que la Naturaleza me impuso. Nada fácil resulta vivir de esta manera, pero la vida resulta siempre bastante diferente a como la soñamos, y desgraciadamente a ella tenemos que ceñirnos. Diariamente debo hacer frente a esa situación dolorosa vivida, de la cual jamás podré apartarme de ella.
              Comprendo que no soy el único que le haya sucedido “esto”, aunque reconozco que no es fácil vivir así. ¡¡Pero debo aceptarlo!! Todos vivimos un abanico de sentimientos, los cuales no tenemos por qué hacernos víctima de ellos.
            Una vez hecho este pequeño preámbulo, algunos estarán diciendo: ¿qué relación tiene todo lo dicho con el título de este artículo? Verán: es muy sencillo. Como decía al principio si alguno han leído la gran mayoría de las más de 400 “reflexiones” observarán que la gran parte de ellas, todas giran hacia estas tres hermosas palabras: “el amor” “la felicidad” y “la amistad” ¡Qué difícil es mantener las tres! 
            Por fortuna el amor no muere por causas naturales, muere por negligencia,  abandono, ceguera o indiferencia. Todos tenemos acceso al amor, aunque por desgracia los malos hábitos, las críticas, el desprecio; o cuántas veces, por nuestra actitud siempre a la defensiva, hacen que sean los mayores enemigos del amor. Siempre he dicho que uno de los grande “motores” de la vida es el amor. ¡Sin amor no se puede vivir!  El verdadero amor nunca nos hace sufrir. El ser humano necesita amar, pero amar todo lo que nos rodea. Esa es la única forma de sentirlo. Aunque a veces se pueda considerar como la más injusta de las emociones, hay momentos que no te deja vivir, pero al mismo tiempo, te impide morir.
             Sobre la felicidad, ¿qué os podía decir? Mis conocimientos son muy parcos y sencillos, aunque procuro decir siempre lo que siento. Ser feliz forma parte de nuestra naturaleza. La felicidad es la búsqueda central de nuestras vidas, y siempre que me comunico con cualquier persona, es lo primero que le deseo: “que sea feliz” Pensemos que es el único objetivo que tiene el ser humano, y que la felicidad no es algo que viene y llama a tu puerta, para instalase en tu corazón. Nacemos para luchar por la felicidad, es decir para construirla, a pesar de las tristezas, los errores, y las malas jugadas que la vida nos pone por delante. Pensemos siempre que cualquier motivo es suficiente para ser feliz, sólo está en saber elegir correctamente los tipos de emociones que ocupan nuestro corazón, para saber disfrutarla al máximo
            ¡Oh, la amistad! ¡Cuántas desilusiones! Siempre he tenido presente que la amistad es un valor indiscutible entre las personas. Pero cuando desaparecen sin motivo: ¡cuánto daño!, ¡cuánto dolor! y ¡qué cruel! Todo porque a veces ni tú mismo sabes “qué hiciste mal” para que te anulen de una manera tan ingrata.  Cuando me expreso a la amistad me dirijo a la amistad sincera y verdadera, a aquella que cuando le preguntas a alguien, ¿qué tal estás? o, ¡cuídate y que seas feliz! esperas una respuesta cordial la cual genere plena confianza. Siempre pienso que en cualquier momento de nuestra vida podemos encontrar un verdadero amigo, incluso aunque llegue tarde, siempre encontrará un corazón para acogerlo.

 Meditación: La verdadera felicidad no es una multitud de amigos, sino buenos y elegidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario