Decir que en determinadas ocasiones
anteponemos las exigencias de los demás a las propias, es indudablemente falta
de seguridad, es como entregarnos a los demás sin que nos lo hayan pedido. La
seguridad, sin embargo, es una especie de valentía que nos hace creer en
nosotros mismos y en nuestra capacidad personal. Todos solemos sentir
inseguridad alguna vez. La inseguridad tiene que ver directamente con el miedo
a no saber afrontar una situación y sobre todo a las circunstancias negativas
de la misma.
En
muchos momentos de nuestra vida, por miedo o por inseguridad, no nos decidimos
a expresar nuestros sentimientos y deseos. Acceder a las peticiones de los
demás nos resulta más fácil que defender nuestros derechos. Sí, es cierto,
aunque todos, alguna vez experimentamos esa inseguridad ya sea de forma
consciente o inconsciente.
Aunque
el precio que pagamos por nuestra seguridad es elevado, es un vacío que solo
podemos conseguir dando prioridad a nuestras necesidades y aprendiendo a decir
“no” al miedo. Anteponer las exigencias de los demás a las propias, y
entregarnos incluso sin que nos lo hayan pedido tenemos que reconocer que nos
genera frustración. Así demostramos que la inseguridad es esa voz interior que
nos dice: “no sé si podré” o “si soy lo suficientemente capaz para enfrentarme
hacia nuevos retos” “tengo miedo de esto o aquello” o “no me animo, podría
fracasar”.
Por
eso la inseguridad tiene que ver con el modo de tolerar las situaciones que la
vida nos presenta. Dice ese refrán muy antiguo: “más vale malo conocido, que
bueno por conocer”. Muchos nos aferramos a esto, para no sentir el miedo que
nos provoca una nueva andadura o incluso esa inseguridad que nos aterra ante
situaciones nueva de la vida. Casi todos a través de nuestra vida hemos tenido
muchos sueños, muchas acciones que realizar, pero vemos que la vida sigue su
curso e irremediablemente se nos acaba sin poder cumplir todo lo que durante
ella hemos anhelado. El miedo al no poder conseguir todo lo que nos hemos
propuesto, es lo que nos hace sentirnos fracasados. Es un miedo que nos tiene
detenidos, imposibilitados a convertir nuestra vida en aquella realidad, en
aquello que siempre tuvimos la intención de realizar y hoy por miedo o
inseguridad no pudimos conseguir.
Ante
esta situación, podríamos preguntarnos: ¿Qué es lo que nos detiene y nos hace
tener esa inseguridad que nos inmoviliza? Solo es el miedo a equivocarnos y a
las consecuencias que pudiera originar ese posible error. Por eso creo, que
muchas de nuestras acciones pueden tener efectos dolorosos para nosotros mismos
o a veces hacia otra persona. Lo verdaderamente importante es que en todo
momento estemos dispuestos a afrontar esas consecuencias y que no busquemos un
desdichado a quien echarle la culpa. Y si en muchos casos las cosas no salen
como esperábamos, tampoco es aconsejable llenarse de culpas. Siempre tenemos
que ser responsable a nuestros actos pero no culparnos de ellos.
Decía
Albert Einstein: “El miedo a fracasar siempre nos detendrá a intentarlo de
nuevo, y siempre te mantendrá en el mismo lugar, haciendo las mismas cosas y
anhelando resultados diferentes”
El miedo o la inseguridad es algo connatural a las personas. Todos, aparte de nuestro propio carácter, vamos siendo educados en arriesgar más o menos e, incluso, las propias circunstancias vitales hacen que debamos salir de nuestras zonas de confort. Entre otras, me refiero a enfermedades propias o ajenas, que requieran dan un paso al frente, sin mirar a nosotros mismos. En mi experiencia personal, es más fácil vencer el miedo cuando el otro necesita algo de ti pues, en tu interior, sabes que debes hacer algo y, no analizas el coste de esta actuación. En cualquier caso, debemos tender quedarnos con el menor número posible de "asignaturas pendientes" por estas causas. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy de acuerdo contigo, aunque tanto la inseguridad como los miedos son productos de la incapacidad de conseguir ser feliz. Tanto una como otra, tienen raíces muy profundas, que pueden haber empezado en la niñez. Creo que esa inseguridad se basa en un miedo a la no aceptación, al rechazo. La única intención real de una persona insegura es ser reconocida y valorada por sí misma. Cosa realmente difícil de conseguir a veces. Saludos afectuosos.-
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