jueves, 16 de abril de 2015

Analizar los problemas.

           Por regla general la vida tiene grandes contradicciones, entre ellas, una muy significativa y sorprendente es el hecho de que personas que creemos afortunadas y felices se consideran, en el fondo desgraciadas: y al inversa, otras que parecen no poseer ninguna fuente de alegría, experimentan una gran satisfacción en la vida.
           La manera de como analizar algunas de las situaciones que se nos presentan en determinados casos, nos lleva a considerar los diferentes tipos de soluciones. Todos tenemos nuestros propios problemas, por lo cual es fácil pensar que estas acciones de definir problemas, es necesaria.
           Una de las variables más importantes que podemos apreciar, es la base de una constante preocupación. Los efectos y las consecuencias de dichas preocupaciones, están siempre experimentados en algún momento de nuestra vida.
            Para poder analizar estas cuestiones, es necesario llevar a buen puerto el contenido de esas situaciones, abriendo nuestro espacio físico y de tiempo. Si no es así estamos abocado a dejarnos llevar por las tareas que nuestra mente considera imprescindibles, dejándonos arrastrar por las pautas socioculturales, abriendo la puesta al estrés, la ansiedad, al logro de la conquista de forma precipitada, pero no a una determinada finalización.
             Todos conocemos, por experiencia propia, los efectos paralizadores de las preocupaciones, que nos pueden anular nuestra capacidad de concentración y la facultad de tomar decisiones.
             Así de esta forma, siendo tan devastadores los resultados y las secuelas de la situación de nuestros problemas, ¿cómo podemos bajar el nivel de tensión y reconvertir nuestras inquietudes, para ser capaces de comprender una situación debidamente comprometida y encontrar las vías oportunas para una resolución?
             Cuando uno necesita innovar, suele lanzarse a buscar respuestas. Un paso clave para conseguir ideas y soluciones, es conseguir caminos que aporten valores, para encontrar nuevas entradas a esa situación, y al mismo tiempo, generar  preguntas que nos permitan nuevas salidas.
              El pasado, siempre nos reviste una crucial experiencia, por cuanto nos supone una inagotable fuente de soluciones de la que extraer valiosas lecciones de actuación.
             Todas estas expectativas nos generan pensar en el futuro, otorgándonos sentido a nuestro pasado, al mismo tiempo que orientamos y regulamos nuestras acciones y decisiones presentes. Permitir que la memoria del pasado o la mirada hacia el futuro no deriven en remordimientos, sensaciones incontrolables de culpas, angustias o ansiedad. Si no es así, todo esto nos restarán competencias y destrezas para focalizar nuestra atención a los problemas actuales. Analizar los problemas constructivamente y adentrarnos en su interior, nos aportará paz en nuestra mente y en nuestro corazón

 Meditación: El sentido común es el arte de resolver los problemas, no de plantearlos.

 

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