jueves, 7 de marzo de 2013

Un pasado anómalo.

            El pasado ha pasado, “eso es así”, no puede evitarse; sin embargo, sí puede reinventarse. A menudo, refiriéndome a épocas lejanas, ¿cuántas veces hemos dicho: ¡por qué aconteció de esa manera! Y nos quedamos pensativos, añorando aquellos momentos, o trayéndolo a la memoria como una vaga compensación del momento actual. Existe un dicho muy antiguo que dice: “cuando una cosa empieza mal, suele terminar mal” Y es verdad; aquí se puede aplicar el título de este artículo, aquello era “raro”, “anómalo”, “ilógico”, no entraba dentro de las reglas normales de la comunicación, era como un “desborde emocional” tal como cité en anteriores capítulos, (bien que lo advertí) Y así fue, “una verdadera pena” acabó tal como empezó.
            La clave de esa añoranza seguramente no está en el estilo en que se formuló  entonces, sino en lo mal que ha resultado ahora. Cuando aparece en nuestra vida un factor desestabilizador, a menudo volvemos  la vista atrás y recordamos un pasado inexacto. Un pasado como no fue, o al menos, como no era en realidad. El hoy es el verdadero momento de la pura realidad.
            El ayer ya ha resuelto los problemas, y ha aclarado muchas situaciones; nos venció o nos vencieron, pero debemos reconocer que ya está pasado. Es el presente el que, cuando nos dañan, nos lleva a mirar atrás con añoranza, y a creer que el horizonte de entonces estaba despejado.
            Cada época tiene sus preocupaciones, y cada momento sus penas. Seguramente ahora no estemos dando saltos de alegría, pero comprendemos lo irreal de aquellos momentos.     Todo eso lo considerábamos normal, pero, cuidado, el castillo de naipes de la existencia se desbarata, aunque sea con otros condicionantes, y debe servirnos de lección para no ulizar jamás esa "fórmula" ya que hemos visto lo que resultó de aquel pasado sostenido sobre pilares falsos, puesto que nunca nos pareció normal.
            No hay que sufrir por lo que aún no ha sucedido, pero sí hay que vivir con gratitud los días y reconocer el valor de lo actual.
            El pasado es eso mismo; sólo pasado y no debe interferir en el presente, dejando atrás todo lo dañado, la vida es tan corta y tan difícil como para perder el tiempo en lamentaciones. Debemos vivir el presente, puesto que es lo único que tenemos y que al final es lo que importa, aunque jamás se pierden los recuerdos.      
            Es un mal rollo no apreciar lo pasado, siempre lo echaremos de menos, pero debemos aceptarlo. Quien piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor, o ha tenido mala suerte, por aquel posible mal encuentro; eso no es cierto. Un pasado falseado, es una triste decepción y una lección para el presente.

Meditación: La esperanza es el único calmante que concede la naturaleza al hombre.

2 comentarios:

  1. Quien no conoce la Historia está condenado a repetirla

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  2. Gracias Alicia por tu comentario, es digno de tener en cuenta.- Saludos.-

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