viernes, 8 de marzo de 2013

El estrés. I

               A veces nos hemos sentido incapaces de recordar  alguna historia dolorosa del pasado? Un trauma de nuestra infancia, una semana en la que todo nos sale al revés, una situación vergonzosa que es imposible olvidar, etc. No es extraño intentar recordar algo que nos ha dolido y al mismo tiempo quedarnos estupefacto, de que nuestra memoria nos falla y somos incapaces de volver atrás y recordar los detalles. El estrés no siempre tiene consecuencias negativas, en ocasiones su presencia representa una excelente oportunidad para poner en marcha nuevos recursos personales, fortaleciendo así la autoestima e incrementando las posibilidades de éxito en ocasiones futuras.
            ¿De qué depende la aparición del estado subjetivo de este malestar? Un mismo 
 hecho no resulta igual de estresante para todas las personas, ni siquiera en todas las circunstancias o momentos de la vida para el mismo sujeto. Varios son los factores que lo determinan.
             Las personas tenemos diferentes estilos de reaccionar ante las circunstancias que demandan un esfuerzo de nuestra parte, éstos son rasgos que si bien no pueden considerarse como definitivos, sí es cierto que se van consolidando con la acumulación de experiencias, como por ejemplo la emotividad o la reactividad al estrés.
            Los resultados debemos estudiarlos con cautela; ciertos estudios creen que  más que probable, es una situación traumática capaz de reactivar recuerdos sin ninguna relación con dicha situación, alterando al mismo tiempo nuestra conducta.
            Por lo tanto será que nuestro cerebro quiere ayudarnos, o que no estamos preparados para sufrir demasiado.

Meditación: Es inútil levantar la voz cuando se tiene razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario