Siempre existen
contradicciones, distintos enjuiciamientos, distintos puntos de vista etc.,
¡Que difícil, verdad! Lo reconozco. Sobre todo cuando los argumentos no nos
convencen, es cuando lo pasamos peor en contra de nuestra voluntad: ¿cuántas
veces nos limitamos a aceptar decisiones, sin quedarnos plenamente convencidos.
Pero la vida nos enseña a través de los años que debemos ser transigentes, si
no; como se suele decir: “perdemos los papeles” y lo que llegamos a conseguir
es a empeorar la situación.
Dar una opinión
sincera y argumentada, a veces no convence, no porque no tengamos razón, sino
por el simple hecho de no compartir nuestro mismo punto de vista. En estos
casos es mejor aceptarla y dejar de insistir. Resulta muy útil e inteligente
darle importancia a nuestro desarrollo personal y emocional, puesto que con
ello aumentamos nuestra capacidad para no destruir nuestras relaciones y al
mismo tiempo mantenerlas armoniosamente. Aunque el hecho de no coincidir en la
opinión con alguien no significa que estemos equivocados.
Siempre es
conveniente sopesar que existen personas muy sensibles a las críticas y el
hecho de reaccionar con ellas con violencia, nos pone en situaciones en las que
debemos ser comprensivos y no tratar abiertamente con dicha persona aunque esté
equivocada. El tratar de llegar a un convencimiento “total”, puede que te
sientas que actúas de forma vengativa, y eso sólo hará aumentar la agresión.
En caso de que
consideremos que nuestros argumentos son los correctos y no te los acepten, lo
mejor es no discutir, escuchar sus propuestas y a continuación exponer las
nuestras. Es posible que entonces lleguen a reconocer que sus opciones eran
equivocadas. A pesar de una vez evaluados nuestros puntos de vista, vemos que
nuestro contertulio persiste en su discrepancia, lo mejor es aceptar que es un
problema suyo y que será él a la larga del tiempo quien tendrá que resolverlo.
Tengamos la tranquilidad de que nosotros hemos hecho todo por nuestra parte, y
no debemos desgastarnos, sólo llegaríamos a empeorar la situación.
Si dudas siempre
encontraremos personas, que a todos le encontrarán fallos y contradicciones,
pero personalmente no hacen nada por resolver la situación. No es fácil tratar
con ellos, puesto que su sinrazón y a veces su soberbia, se hacen
intransigentes y se muestran completamente “cerrados”. Ante estas situaciones
no debemos caer en nada que les contradiga, ya que en esos casos seremos
nosotros los responsables de cualquier tipo de discusión, llegando casi siempre
a sentirnos culpables. Tampoco suele ser recomendable tomar una actitud de
defensiva, puesto que esto nos llevará a empeorar más la situación.
Y aquí es donde
nos preguntamos: ¿ante esto, qué debemos hacer? En estos casos es conveniente
mostrarse de formas que vean que aceptamos su enjuiciamiento, aunque en el
fondo no estemos de acuerdo con sus propuestas, pero siempre les agradará y
podremos continuar con la conversación y hacerles ver que puedes aceptar lo que
dicen sin necesidad de darle la espalda. Todas estas determinaciones han de ser
suaves, pacientes y sobretodo con buenas palabras; sólo así conseguiremos ver llegar
su aprobación de forma inconsciente.
Meditación:
Antes de juzgar a alguien piensa que hay una historia detrás de cada persona y
una razón por la cual somos como somos.
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