Con el tiempo nos acostumbramos a no
disfrutar de lo que realmente tenemos. La vida se nos pasa mientras estamos
ocupados en otras cosas, Esto nos refleja muy bien el día a día del agobio, en
el cual estamos atrapados por las preocupaciones y por el miedo. Desde siempre
nuestros asesores nos proponen una clave reveladora; vivir el presente. Si lo
haces, no tienes por qué temer al futuro.
Es
mejor enfocarnos en lo que tenemos hoy y no lamentarnos de lo que nos falta. Quizás
disfrutar de aquello que sí tenemos acceso en ese momento, como puede ser; un
lindo atardecer, una recuperación de amistad, etc. El presente es también un
pozo de vitalidad. En primer lugar porque incita a abrirnos a lo que está
ocurriendo, pero también a abrirse conscientemente al mundo de los demás.
Lo
que es más difícil para todos es simplificar el plano material que poseemos y
el modo de hacerlo efectivo, haciendo determinar nuestra escala de valores. Esto
nos permitirá saber qué cosas podemos prescindir porque son superfluas o
realmente no las necesitamos y en contraposición cuáles son las verdaderas e importantes
para nosotros.
Aprender
a disfrutar de las pequeñas cosas que la vida nos brinda es uno de los mayores
regalos que nos podemos hacer a nosotros mismos prácticamente cada día, ya que
esto nos permite vivir cada momento como si fuese nuestro único día.
Muchas
personas que han pasado por una dura enfermedad, lejos de hundirse, reconocen
que esa crisis les ha enseñado a vivir y se siente transformadas. Cuando has
sobrevivido a una experiencia fuerte en la que nuestra vida ha estado realmente
en juego, después vives con más intensidad. Pero ¿verdad que no hace falta
pasar por ello para aprender la lección?
A
veces por la rapidez de nuestras vidas nos olvidamos de disfrutar de un día en
que ha salido el sol, un campo de flores al principio de primavera. Así
desgraciadamente pasamos por la vida normalmente sin darnos cuenta de todos
estos pequeños placeres constituyen nuestro bienestar y a nuestra felicidad.
Aunque
no nos demos cuenta existen circunstancias adversas a la que nos impiden
disfrutar de lo que tenemos. Lo primero es el afán y la preocupación de la vida
es tanta, que no podemos disfrutarla. En segundo lugar es la ambición desmedida.
Siempre existen personas a quien nada es suficiente y siempre quieren más de lo
que tienen. Y en tercer lugar, la avaricia. Es bueno guardar y prever para el
futuro, pero no debemos dejarnos llevar por los impulsos compulsivos.
Así, disfrutar de las pequeñas cosas significa disfrutar de cuestiones sencillas, como pasar una tarde con nuestros
hijos o con un buen amigo; en definitiva, alejarnos de lo material y disfrutar
con las cosas más hermosas que nos brinda la vida en el día a día.
Meditación:
Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a
prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio.
Buenas tardes. Como siempre, hay que intentar poner las cosas en su justa medida y, poder dejar espacios para los espectáculos que la naturaleza nos brinda y las personas nos ofrecen o demandan. Si sólo nos centramos en los afanes y en las ambiciones, creo que iremos siendo cada vez más infelices pues la vida es un suspiro y estamos creados para poder disfrutarla. Un abrazo.
ResponderEliminarLo que a veces nos cuesta y también muy difícil de simplificar, es el plano desprendido que algunas personas poseen y, al mismo tiempo estimar su escala de valores. Pero cuando reflexionamos, es verdad que todo ello se convierte en una sucesión de oportunidades y agradecimientos para acordarnos, que un simple acto de aquella persona, contribuyó con mucho o poco, a aliviar en un momento determinado, un pequeño malestar, el cual en ese momento padecía. (Ayer en el Teatro) Gracias mi estimado amigo.-
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