jueves, 9 de octubre de 2014

Excálibur.


           Sí, por qué no dedicarle unas sencillas letras. Excálibur era su nombre o al menos, aquel por el que él acudía a la llamada de Teresa y Javier. Era su mascota, aquella con la que compartían todas sus tristezas y alegrías.
           Creían en él, porque sabía espantar sus momentos de nostalgia con el esmero propio del “mejor amigo del hombre”, porque corría más rápido que ellos, pero siempre le esperaba, porque cuando la angustia les ensombrecía “él” le invitaba a sobreponerse con sus cabriolas, y con su compañía les regalaba su atención y su lealtad.
           El impacto que genera la muerte de una mascota depende de cada persona y de su edad, pero por lo general podría afirmarse que hay dos grupos especialmente vulnerables; los niños y aquellas personas que viven solas.
          Es triste que muera un animal querido, pero sobre todo sin saber, por qué. A veces la incompetencia del ser humano hace llegar esos actos tan inhumanos, sólo con el fin de acabar con una situación que no han sabido solucionar. El trastorno emocional que puede causar la muerte de una mascota, en ocasiones es, tan relevante como el que se siente al perder a un familiar cercano. Es fácil reconocer a personas que experimenten sentimientos de dolor durante al menos un año siguiente al fallecimiento de su mascota.
          Y no digamos en un caso como el que actualmente vivimos, puesto que quizás, es posible que ese pobre animal, haya sido sacrificado estando completamente sano.
          Solo deseo que a Teresa no se lo comuniquen mientras esté en proceso de recuperación, puesto que podría llegar al empeoramiento de su salud e incluso a un fatal desenlace debido a un brote grave de ansiedad, puesto que sus defensas actualmente son extremadamente débiles.
          Estas son palabras de Javier al ser enterado de que Excálibur iba a ser sacrificado. “No es justo de que además del contagio del ébola por parte de mi esposa, a consecuencia de la falta de medios; (protocolos), pierda a mi mascota por el simple capricho, cuando sería más fácil aislarlo o ponerlo en cuarentena igual que han hecho conmigo” Si esta chica falleciera, para su marido, su mascota, que los ha acompañado años, sería la pérdida de un apoyo emocional  de suma importancia, puesto que su perro era uno más de la familia.

 Meditación: Nadie me dijo que te perdería tan pronto. Te extraño tanto “amigo".

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