La angustia y el temor que produce
tener que enfrentarse a ciertas realidades desagradables, han hecho que los
hombres comparen la vida con un juego de azar: nada está relacionado con nada,
todo es una simple casualidad, donde algunos salen ganando y otros perdiendo. Y
así, en esta "lotería de la vida", apostamos cada mañana por nuestra
suerte y lloramos por las noches cuando la fortuna no nos ha favorecido.
La
vida está llena de casualidades, hechos impredecibles e inevitables que nos
suceden, nos hacen fruncir el ceño y preguntarnos si no serán frutos de un plan
preestablecido. En realidad son carambolas de la vida que nos ayudan a avanzar.
Es posible que me digas que la vida está llena de cosas sin explicación.
Cada
persona tiene su propio destino: el único imperativo es seguirlo, aceptarlo sin
importar adónde nos lleve. No hay hechos casuales.
Todo viene de algo ni se dirige hacia alguna parte. La ciencia,
inteligentemente, busca el "por qué" de los fenómenos que nos rodean.
Hay explicaciones para el día y la noche, para las distintas estaciones del
año, para el milagro de la germinación de una semilla, para la gestación de la
vida física, para el rumbo de los ríos hacia el mar, para las nubes que se
agrupan y luego se disuelven en gotas de lluvia, etc., etc.
Por
eso cada uno de nuestros actos tiene una razón. Cada gesto, cada sonrisa, cada
lágrima, cada impulso de valor, cada sensación de fuerza interior, cada sentimiento
de compasión y de amor; todos vienen de la semilla de una misma naturaleza. Y
cada uno de nuestros actos genera un efecto que será igualmente de la misma
naturaleza.
El
amor viene del amor y genera amor; el odio viene del odio y genera odio. En
realidad escuchamos tanto hablar de las casualidades, pero, ¿existe la
casualidad? Realmente no, nada sucede porque sí…la verdad es que la casualidad
no existe.
Todo
es “causal”, nada es “casual”. Todo lo que llega a nuestras vidas, cada
situación por la que pasamos, es por algún motivo. “La persona que llega es la
persona correcta”, es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad,
todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por
algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación. Lo que pasó fue lo
único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa
lección y sigamos adelante. Todas
y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas,
aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo. Todo
comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Todo está preparado para
que algo nuevo empiece en nuestra vida, y es allí cuando comenzará, pero nunca
por casualidad.
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