lunes, 22 de septiembre de 2014

¿Por qué perdemos la confianza?

            Confiar es una cualidad fundamental del ser humano, común en todas las culturas. Es como una actitud que concierne al futuro, en la medida en que este futuro dependa de las acciones de otro. En ciertos momentos en nuestra vida, se nos pasa por la mente la pregunta de ¿por qué nos sentimos como nos sentimos?, ¿por qué esa inseguridad que padecemos?  Desde nuestros primeros años, van surgiendo poco a poco el sentido de identidad y dependiendo de las circunstancias emocionales, así  vamos afianzando nuestra confianza.
            Pero ¿cómo infundirnos confianza? Esta es una facultad que empieza a gestarse durante nuestros primeros años, y en los vínculos que vamos estableciendo con los adultos de nuestro entorno.
            Siempre decimos que, “debemos tener confianza en uno mismo”. Las personas que confían en sí mismos creen en sus habilidades, sienten que tienen control sobre sus vidas y creen en definitiva que son capaces de hacer lo que piensan y esperan.
            Es un caminar basado en el apoyo y en el acompañamiento efectivo que tendrá como futuro esa una persona que crecerá con confianza en sí misma y en los demás. Muchos factores están relacionados con un adecuado desarrollo de este aspecto. Todo ello promueve una actitud de los sentimientos positivos y confianza en uno mismo. La clave para generar sentido de confianza en uno mismo y en los demás, es el desarrollo de nuestra identidad personal. Si los mensajes que recibimos son del tipo: ¡Qué torpe eres! o ¡No sea vago! Incorporaremos en nuestro interior un sentido de desconfianza. De esta forma al tener dudas acerca de nuestro potencial de seguridad,  nos sentiremos inseguros en nuestras relaciones con los demás, que, a su vez, también carecerá el sentido de desconfianza.
           Por eso la falta de confianza en sí mismo no necesariamente se relaciona con falta de habilidad. Más bien es el resultado de centrarse en expectativas poco realistas y en los estándares de los demás. De nada puede servir menospreciar el valor de los demás sólo por el hecho de nuestra propia insatisfacción, al llegar a reconocer que entre el amor hacia nosotros y el de los demás puede fluir el cristalino manantial de confianza que emerge esa fuerza inagotable de nuestro interior.
            La confianza es un camino que hay que recorrer de por vida, y su reflejo se observa tanto en los asuntos privados como en las cosas comunes que diariamente nos afectan. Aprender a tener confianza implica trabajar para adquirir un auto dominio a toda prueba, para ello es de suma importancia la visualización y la relajación; esto nos permitirá tanto expulsar lo negativo como recibir lo positivo.
           En definitiva el aprender a creer en uno mismo es necesario que aprendamos a describir el sentido de la vida y a comunicarnos mejor con los demás.
 
Meditación: La confianza es como un jarrón cuando se rompe, por más que lo pegues nunca quedará igual.

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