Si la risa de los niños es tan agradable de oír, es porque es la expresión de la vida. Los niños en todo momento son un cúmulo de alegría. Están constantemente atravesados por una corriente que se contribuye a su desarrollo físico, afectivo y mental;
Por eso cada vez que sentimos que la vida aumenta en nosotros, sentimos el deseo de reencontrarnos con nuestros amigos. La alegría resulta tan atractivamente misteriosa que, salvo casos evidentes, tiene algo inexplicable. Hay quienes destellan alegría y todo lo impregnan de un sentido que alumbra lo más sencillo e insignificante. Hay quienes son alegres, y no siempre por una singular razón, dando gusto estar al lado de ellos, y no es porque necesariamente hayan de ser muy graciosos o elocuentes.
La alegría aviva y reaviva la existencia, aunque no es simplemente una decisión, tampoco parece adecuado esperar a que nos venga, como si hubiéramos de irrumpir al margen de quiénes somos y de lo que hacemos. Generar alegría es toda una tarea que, en gran medida, tiene que ver con nuestra escala de valores y con la de aquellos con quienes compartimos caminos, tareas, desafíos, etc. Aunque en todo caso no es aconsejable vivir sin alegría, y todos debemos perseguirla, igual como nos buscamos a nosotros mismos; ¿Paro cómo crearla? Pues cuidándonos y vinculando nuestros hacer a quienes deseamos ser.
Saber que siempre podemos empeorar es una verdad, que no nos aliviamos del todo, pero también es cierto que podemos mejorar, y aún está todo lo que depende de nuestras acciones y de nuestro estado de ánimo, pero no menos de nuestras actitudes y de nuestras convicciones. Estar abierto a la Naturaleza, proyectándonos sobre ella con amor y con ternura, aspirando la fuerza del agua de los torrentes, el canto de los pájaros, el verde amplio de las praderas, el reencuentro de una amistad, o el rostro añoso de un anciano, es la forma más sencilla y natural de enriquecernos con la alegría más sana y auténtica, la que rezuma a raudales la vida que nos rodea, porque 1a alegría es un sentimiento vital y, dondequiera que aliente un soplo de vida, allí se encontrará esa sensación.
La alegría se nos presenta como el rocío de lo que nos ocurre. Debiendo ofrecer intensidad, densidad y alcance a esos momentos. Alegría para procurar unas condiciones que seamos capaces de querer y amar. Ésta no es la satisfacción de apresar la vida, sino de despojarnos de toda posesión, para de esta forma estar habitados por la dulce y serena alegría.
Meditación: La sonrisa y la alegría es el mejor medicamento que existe sin receta médica.
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