El realismo y el optimismo son perfectamente compatibles. Si no creyese que el mundo podemos mejorarlo, no escribiría nada. Debemos estar comprometidos a ayudar a que este mundo sea mejor.
Ser feliz es un estado de bienestar general, basado en sentimientos de paz y armonía interna, autoestima y satisfacción personal, en el que los momentos positivos superan a los negativos y que los logros predominen sobre los fracasos, haciendo que nuestra vida, tenga un sentido y un significado.
Un mundo donde la gente se atreviese a ser feliz. Donde las personas asumiesen sus derechos y se ocupasen de sus deberes. No creo que lleguemos a ver un mundo así en esta vida, pero ello no nos debe impedir seguir abonando el terreno.
Desearía que siempre recordáramos, que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, caminos sin accidentes, trabajos sin cansancio o amistades sin decepciones
Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el miedo y amor en los desencuentros.
Si lo pensamos, parece que puede ser así. Pero mucha tecnología, mucho avance científico, mucho centro comercial, mucho bien material y muchas depresiones e insatisfacciones, hacen que no consigamos ese empeño.
Lo material por si solo jamás da la felicidad. Muchas veces es fuente de infortunio. Si uno ha aprendido a valorar lo que de verdad nos alimenta el alma, veríamos que lo material sólo nos acompañará, pero nos esclavizará.
Vivir de espaldas al verdadero yo, traicionándonos y empeñándonos en ser quien nunca llegaremos a ser, nos pasa factura para la infelicidad. Nadie nos impide ser felices, somos nosotros mismos los que lo hacemos, poniéndonos trabas.
Nacemos con “alas” para intentar ser felices, jamás nos quedamos sin ellas. Todos la llevamos, pero no todos creen que las poseen. Hay quienes han de pasar por diversas vicisitudes para decidirse a utilizarlas por primera vez.
Cada uno es libre de darle el poder que quiera a sus “alas” y poder elegir el momento para alcanzar la felicidad.
La reflexión sobre la felicidad que alguien me inspiró a escribir, me llevó a meditar sobre la simplicidad de lo que ésta pueda ser realmente. ¿Cuántas veces pensamos que para ser felices necesitamos que todas las cosas nos salgan bien o que no tengamos problemas de ningún tipo. Pero la cuestión es bien distinta. Podemos ser felices aún cuando las circunstancias no sean mejores porque al final de cuentas, la felicidad es un estado o condición del alma, bendecida al mismo tiempo por la Providencia. Y tú: ¿qué opinas?
Ser feliz, es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos e incomprensiones que se nos presente.
Meditación: No hay nadie más feliz en el mundo que quien hace felices a los demás.
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