sábado, 27 de abril de 2013

La vida es un desconcierto.

             Si miramos la vida desde un punto de vista humano, con la familia, el trabajo, los amigos, los deseos, los problemas, las enfermedades, la felicidad etc., observamos cómo puede ser la vida, por una parte tan frágil y vulnerable, y sin embargo por otra parte aparece como si todo se ajustara a un mecanismo preciso difícilmente cambiable.
            Siempre he creído que debemos vencer el miedo, y ahí está el malentendido y la terrible confusión. No se puede vencer el miedo. Solo hay que entenderlo. Igual que el acto de preguntar. Cuando me digo: ¿Por qué no responden a mis preguntas? Llevo respondiendo yo mismo a cientos de preguntas. No importa que sea de quien sea, la idea manifiesta es, que os preocupa más la pregunta en sí, que lo que realmente significa. Si la lees atentamente, verás que de una manera u otra, esas preguntas están siempre respondidas aunque no se mencione a nadie, para no ser irrelevante. Sólo están sujetas a un formato subliminal.
            Muchas veces diréis, son preguntas tontas; todas las preguntas lo son, Los sabios nunca preguntan, solo preguntan quienes no lo son.
            Aunque no lo creáis, amo lo que tengo, no me importa si es mejor o peor. Lo que no quiero lo rechazo; por eso insisto en esto, porque perdí algo que apreciaba sin motivo que lo justifique. A pesar de todo, hay quien  no aprende a apreciar lo que encuentra. La amistad existe, esté donde esté, pero por costumbre si la analizamos bien; “todo es nada y la nada no existe”.
            Sólo hay dos posibilidades. Si conviertes la vida, la existencia, la amistad, en una pregunta, siempre quedará sin respuesta. Pero si conviertes el amor; la vida es una experiencia. Nuestros caminos en esta vida están llenos de silencios. Silencios que nos acobardan, porque estamos acostumbrados a oír y no a sentir. Llegamos hasta el punto de que no nos importa que nos hablen, aunque siempre callamos en vez de hablar, porque a veces, un silencio también es un diálogo íntimo.
            No debemos preocuparnos por tener “una noche oscura” pensemos que siempre existe una noche estrellada, llena de luz y alegría, con un amanecer cada vez más hermoso. Aprendamos a disfrutar esta vida. Eduquemos nuestros sentidos para que sean más musicales y podamos disfrutarla con más intensidad, con más claridad, con más disciplina y sobre todo con más amor.
            Cuando seamos así, debemos dirigirnos a nuestro corazón y encontraremos la esencia del verdadero ser que somos. Sentir la paz, la calma, el sosiego y el amor existente en nuestro interior, es como  liberarnos, para de esa manera poder conectar con nuestra verdadera naturaleza.
            La vida no es como nos la han transmitido. Esa transmisión solo es la pasarela, para que podamos conectar con nuestro verdadero yo, al reconocer la verdad de lo que nos rodea y el aprendizaje hacia nuestra propia integridad.
            Cuantas veces decimos que los silencios son las carencias de palabras, pero a veces son sencillamente, la oportunidad de comprenderlo todo.

Meditación: Si quieres triunfar en la vida, ama, perdona y olvida; hoy te lo dice un amigo, mañana te lo dirá la vida.

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