lunes, 22 de abril de 2013

Conseguir nuestros sueños.

            Cuántas veces hemos deseado conseguir aquello que hemos soñado. Esas imágenes estimulan nuestros sentidos para traducirlas en sus equivalentes físicos, es decir, en realidades. Este sería el motivo por el cual, cuando nuestra mente cree firmemente que algo es cierto, que es posible, y lo vive como tal, estando en las mejores condiciones para que, poniendo todos los medios a nuestro alcance, se conviertan nuestros sueños y deseos en realidad.
            A veces para conseguir esos sueños que tenemos muy claros, que en verdad es lo que más deseamos en la vida, debemos sentirlo de corazón. Cuando las cosas se sienten de verdad es porque se desean fuertemente y sólo estas cosas nos llegarán en la vida.
            En definitiva, se trata de forjar una poderosa y clara imagen mental de aquello que pretendemos mentalmente. La pregunta que se nos viene a la mente es la siguiente: ¿Qué haría para conseguir mis sueños? ¿Qué no haría? Como primera meta, trataría que el sueño dejara de serlo y lo concibiera como realidad. Para eso, lo primero es separar “sueños realizable” de “sueños utópicos”, porque si mis sueños son de crecimiento social laboral, trataría de utilizar las herramientas necesarias de que dispongo en mi interior para superarme.
            Nadie se ha llevado a buen término aquello que jamás no haya soñado, imaginado y verdaderamente deseado.  Nuestra mente realiza una especie de adelanto, de ensayo previo sobre aquello que tratamos de conseguir, y si lo hacemos con optimismo, esperanza y fe, el éxito está asegurado, salvo raras excepciones.
            Siempre tenemos en nuestro subconsciente aquel sueño que deseamos conseguir, pero cómo me lo plantearía. ¿Qué quiero conseguir? Ante esta pregunta todos tenemos una buena lista de sueños y objetivos que nos gustaría alcanzar. Pero desafortunadamente no basta simplemente con formularse esta pregunta. Para avanzar realmente hacia la consecución de esos sueños y objetivos, hay que formularse una segunda pregunta. Y es una pregunta que muchísimas personas pasan por alto, a pesar de que en ella se encuentra la explicación de por qué no se logran todo lo que deseamos.
La pregunta es la siguiente: ¿Qué esfuerzo estoy dispuesto a realizar para conseguir mis objetivos?
            A esto también nos preguntamos: ¿Quiénes no logran lo soñado y visualizado? Aquellos quienes ponen poca ilusión, atención y empeño en sus deseos y se dejan llevar muy pronto por actitudes derrotistas, de resignación y conformismo. Tampoco logran sus sueños los que no pasan a la práctica ni ponen los medios y el esfuerzo necesario para que se conviertan en realidad.
            He pensado que no estaría demás, hacer una lista de todos aquellos sueños que todos deseamos se conviertan en realidad. Con toda seguridad, no cesamos de tenerlos presentes durante muchos tiempo y jamás dejamos de soñar hasta lograr lo que tanto habíamos deseado.

Meditación: Sólo los sueños y los recuerdos son verdaderos, ante la falsedad engañosa de lo que llamamos el presente y la realidad.

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