Y ya con esto termino solo para deciros que la serenidad es aceptación, confianza, tranquilidad y fe, tanto en uno mismo como en las circunstancias que nos rodean que han ocurrido, ocurren y ocurrirán. Aceptación es: valoración, agradecimiento, comprensión y encuadre de que lo que ocurre a nuestro alrededor, y cuando por fin uno aprende que no es más que producto de las actitudes, pensamientos y sentimientos, es decir, son consecuencias lógicas de lo que uno ha emitido en la vida.
El cambio de las actitudes reactivas a las actitudes conscientes y producto de un cambio en la persona, es lo único que podrá convertir una actitud miedosa y desintegrada en la vida a una actitud de serenidad, de tranquilidad, de calma y de aceptación.
Hay veces que hasta que uno no se satura de sufrir, no somete su sistema de creencias a una revisión y un cambio, pero cada uno podríamos pensar en las consecuencias que nos podría traer dicha revisión y dicho cambio: la serenidad, es el camino hacia la felicidad. Todos deseamos ser felices y esta vida es una perpetua búsqueda de la felicidad y el amor, aunque a veces parezca lo contrario. Esto se descubre cuando uno profundiza en uno mismo y lo comprueba y lo ves.
En resumen, la serenidad es una meta que se consigue cuando uno hace una revisión y revalorización de su sistema de creencias falsas sobre lo que es la vida, producto de la educación y del trato que se le dio en determinados momentos de su biografía, y nos damos cuenta de que esos mecanismos de defensa y “ese falso yo” que opera en nuestra vida, nos animamos a cambiarlos. Entonces uno se encuentra en la calma, en la aceptación y en la confianza básica, producto ya de la sabiduría y experiencia y, no tanto de la inocencia, sino del trabajo en profundidad sobre sí mismo.
Este último capítulo es como un resumen de nuestra vida, solo os deseo que todos los problemas, siempre los aceptemos con serenidad, puesto que es la única forma de percibir los sentimientos, ya que son los únicos que nos pueden conducir a la felicidad.
Meditación: La serenidad y la cordura constituyen los principios de la sabiduría y la felicidad
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