martes, 31 de julio de 2012

La admiración II.

             ¿Qué significa admirar? Reconocer el valor del otro, contemplar sus cualidades con agradecimiento en general; la admiración siempre es de tipo intelectual. Es decir, admiramos el carácter de una persona, su inteligencia, su forma de ser, su sinceridad, su ética, su moralidad, etc. etc.
            Admirar a una persona es darle las gracias por existir ya que es más fácil vivir y estar en compañía de aquel a quien se admira que de otra persona que nos produce desconfianza. Sin duda, una forma de mostrarle  admiración a tu amigo es saber valorar sus méritos y sus logros, animarle a superarse a sí mismo, acompañarle en el camino de la vida con una sonrisa.
            La admiración es la capacidad de asombro que manifestamos ante el éxito de los demás.
            La admiración es la facultad superior que solamente poseen quienes aprenden de los triunfadores. Por tanto es el requisito indispensable para disfrutar o hacer ver a esas personas la manifestación de la felicidad en las pequeñas cosas.
            Sentirse admirado por alguien, es una de las sensaciones más sublime que podamos poseer ante lo desconocido, es como un descubrimiento que alienta el mérito de un amigo, por su buena cualidades y siempre con la intención de jamás hacerle daño alguno.
            Pues si la virtud de lo admirable, solo cabría contemplar a los virtuosos, cuyo fin fueron siempre efectuados para lograr evitar unos resultados extremadamente perniciosos. Si aquel acto de valentía y sinceridad, (y siempre contando con una amistad verdadera, fueron expuestos contando con el reconocimiento de una  admiración) de lo contrario las consecuencias hubieran sido muy desagradables sobre todo para la dignidad de alguna persona.
            Hoy me devano tratando de encontrar entre los libros de Psicología, Ética y Moral, que un acto de hasta hace poco llamado de admiración (“gracias a mi admirado… ), hoy se haya convertido en (“gracias a mi despreciado…). Aunque así no esté literalmente, el hecho de quitarlo, equivale lo mismo. Sí, mucho tardó. Para ello, hubo que falsificar la propia identidad; (levemente para no hacerse notar, pero se hizo), ¡que importaba!, antes que nada estaba hacer desaparecer “admirado”.
            Solo deseo que nunca vuelva la duda metódica, fuente de todo examen crítico del conocimiento de la verdad. De ahí, surge la duda radical del verdadero filosofar para el reconocimiento de la verdad. Pero siempre debemos tener en cuenta que lo decisivo es cómo y dónde se conquista esa verdad, siempre a través de la duda misma, y sobre el terreno de la certeza.

Meditación: La mejor admiración es la sabiduría que nos permite construir los espejos donde algún día deseamos vernos reflejados.


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