¿Cuántas veces hemos notado que nos ponemos rojo, nos sudan y nos tiemblan las manos, se nos quiebra la voz, el estómago parece estar al revés y nuestro corazón late con rapidez? Realmente es horrible y parece como si todos se diesen cuenta de lo que nos ocurre. Se siente una sensación de ridículo y unas ganas imperiosas de escondernos. ¿Qué pensarán de mí? ¿Dirán que soy un tímido? Ante esta situación nos atemorizamos y sólo pensamos en la forma de huir lo más rápido posible.
La timidez es la consecuencia de la falta de seguridad en uno mismo que se manifiesta al entrar en contacto con otras personas. Es un estado emocional que se desprende en ciertos tipos de personalidades y que se acompaña de síntomas vegetativo, como rubor, sudoración, taquicardia y ansiedad, y que, a la larga, provoca conductas que no podemos evitar; el tímido rehúye todas aquellas situaciones en las que su timidez se pone de manifiesto.
La palabra en sí, tiene distintos significados para cada uno: timidez, retraimiento, recato, vergüenza, etc., son otras formas de denominarla. Para la gran mayoría de los que la sufren es un aspecto desagradable en su personalidad; para algunos es como un escudo que les permite despreocuparse del mundo exterior, y para otros, es la forma de atraer la atención y el cariño de otras personas.
En estos casos debemos analizar dos cuestiones muy relacionadas con la timidez, pero no son lo mismo: introversión y vergüenza. El introvertido, que puede ser tímido o no, lo mismo que el extrovertido, tiende a encerrarse dentro de sí mismo y a abrirse poco a las personas que lo rodean, se siente a gusto con los objetos, los libros, o la misma naturaleza, disfrutándolos en solitario, sin compartir sus vivencias con los otros. En la vergüenza interviene ya el aprendizaje: aparece cuando uno cree haber cometido una acción reprobable o ridícula, casi siempre desde el punto de vista social.
El tímido se siente inseguro de sí mismo de forma general o sólo en momentos muy concretos, como cuando tiene que hablar en público, aproximarse a una persona del sexo opuesto o conversar con gente a quien no conoce.
En su forma de ser, su personalidad, en ocasiones heredada de sus padres, y otras aprendida y desarrollada al madurar. Suele temer además que su timidez se le note, que lo demás se pueda dar cuenta es algo que le horroriza. Tiende a mostrarse callado, evita la mirada directa de las personas y las situaciones comprometidas. Sin darse cuenta se aparta y se aíslan socialmente, en su vida laboral o afectiva.
Por último sólo decir que la timidez puede no desaparecer, aumentar o bloquear al individuo hasta el punto de impedirle el llevar una vida normal. La orientación y el tratamiento van a depender de ellas. Quien la sufre suele intentar superarla por sí mismo y sólo en ciertas ocasiones suelen recurrir a la ayuda de un especialista.
Meditación: La timidez se compone del deseo de agradar y el temor de no conseguirlo.
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