A veces resulta muy difícil llegar a conocernos a nosotros mismos; sin embargo, este conocimiento es fundamental para lograr una cierta estabilidad emocional. El conocimiento de uno mismo presupone el de las propias aptitudes y limitaciones, el del temperamento y las principales pautas de conductas personales, las tendencias fundamentales, el saber leer e interpretar nuestros sentimientos, etc.
En realidad, el conocimiento de uno mismo es más una aspiración que una realidad. A lo largo de toda nuestra vida intentamos conocernos mejor, pero nunca llegamos a un conocimiento absoluto. El ser humano puede llegar a conocerse a sí mismo, casi por completo, pero siempre surgen en su interior nuevas facetas, sún desconocidas, ya que, en cierto modo, nuestra propia realidad es extraordinariamente compleja e inabarcable y, por otro lado, la persona humana está expuesta a modificaciones propias de un desarrollo psicológico evolutivo.
Para conocerse a sí mismo cada día un poco más caben dos opciones fundamentales: volcarnos sobre nuestro interior, observarnos, analizarnos, o bien considerar la realidad externa, nuestros comportamientos, nuestros logros, lo que los demás opinan de nosotros, etc.
Muchas veces es necesario acudir a una persona experta, para que nos ayuden a interpretar lo que nos sucede, o a conocernos mejor. Las opiniones de estas personas son más objetivas y pueden constituir una valiosa fuente de información sobre nuestra propia realidad; pero tampoco hay que intentar conocerse exclusivamente a través de opiniones ajenas, sino que éstas deben ser solamente un información complementaria que sirva de contraste a los datos obtenidos por medio de la valoración de nuestro modo de comportarnos.
Decía al principio que conocerse a uno mismo es un punto esencial para lograr el equilibrio personal y una correcta maduración de la personalidad. En definitiva, si conocemos nuestras aptitudes, podremos desarrollarlas; si conocemos nuestras limitaciones y defectos, ya hemos dado un primer paso para superarlas, para comprendernos mejor y evitar objetivos que no seremos capaces de lograr, evitando de esta manera frustraciones. Por supuesto, el mejor conocimiento de uno mismo es fundamental para perfilar cualquier proyecto personal de vida diaria, y aceptarnos tal como somos. Todo ello favorece la constancia y la continuidad de nuestro vivir, traduciéndose en un sentirnos a gusto con nosotros mismos, punto clave para lograr una buena adaptación dentro de nuestro entorno y unas relaciones personales sólidas, creativas y satisfactorias en todos los sentidos.
Meditación: Conocerse a uno mismo, es aprender a caminar solo por la vida.
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