viernes, 7 de diciembre de 2018

Tomar decisiones.


          Está claro de tomar decisiones no es nada fácil. Pero ¿por qué nos cuesta tanto tomarlas? ¿Verdad que nos resulta más sencillo afrontar las dificultades, aunque no entendamos por qué se producen? La toma de cualquier decisión no es nada más que un cálculo de probabilidades en un proceso que va más allá de la mera evaluación ante diversas alternativas.
            Para tomar una acertada decisión, es necesario estar relativamente informado de las características y de las posibles consecuencias de cada una de las alternativas, que podamos tomar, pudiendo considerarse éstas como un paso previo a la elección de una alternativa concreta, ya que, para realizarse, debemos tener en cuenta también otros factores, como los distintos procesos que nos pueden perjudicar al realizarlas.
            Es muy de tener en cuenta que el simple hecho de vivir, ya es decidirse, puesto que ya estamos implicados en la vida desde nuestros orígenes. Ya he hablado en  párrafos anteriores de la información al tomar decisiones y, si lo pensamos, el acceso a cualquier tipo de información ya es un privilegio y algo a la que la mayoría no estamos dispuestos a renunciar, pero; ¡cuánto nos dificulta la toma de decisiones! Todo porque el proceso se hace relativamente largo y en ocasiones interminable.
            En todos los tiempos el ser humano ha tenido que hacer uso de elecciones sobre diferentes aspectos de su vida cotidiana. En el día a día esta toma de decisiones es una tarea que debemos asumir. Siempre nos surge eso de: ¿lo hago o no lo hago?, ¿de qué manera sería mejor?, ¿pregunto antes? Si lo pensamos bien, no hacerlo puedes traernos preocupaciones importantes puesto que la toma de una u otra decisión, deja de ser problema ante el hecho de no haberlas tomados.
            También es muy frecuente estar sometido al riego del fracaso. La sociedad en que nos movemos nos enseña que, si nos equivocamos en tomar una decisión, termina siendo un fracaso. Y que no estamos acostumbrados a ver los errores como fuentes de aprendizaje, sino como el origen de algo vergonzoso. Existen momentos o determinadas situaciones en que podemos tener suerte y las cosas se “resuelven solas”, pero el tiempo, no nos suele poner fácil. En esa situación es cuando quedamos desorientados sin saber a qué atenernos. Tengamos en cuenta que tomar decisiones a corto plazo el problema parece estar resuelto, sin embargo, a largo plazo puede tener soluciones más acertadas. Aunque en la vida hay muchas cosas que se escapan a nuestro control, siempre podremos decidir algo sobre ellas. Por lo general, respetamos más a las personas que son capaces de tomar sus propias decisiones, es decir; de asumir errores y de intentar conseguir lo que se proponen.
            No olvidemos que los errores traen lecciones, y que el hecho de decidir algo para luego ver que no nos gusta es también una valiosa lección, ya que todo nos ayudará a superarnos mejor.

Meditación: Esperar duele, olvidar duele, pero el peor de los sufrimientos, es no saber qué decisión tomar.


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