viernes, 9 de septiembre de 2016

Palabras afectivas.

          Siempre hemos entendido que el dolor se alivia, o se reduce con determinados fármacos que los galenos nos proporcionan. Pero existen dolores que suelen remediarse con unas simples palabras. Esos dolores no son físicos, son más bien emocionales, y que desgraciadamente todos padecemos, tanto o más como los otros. Es posible que nunca te hayas parado a pensar cuanta intensidad puede producir un dolor emocional y, cuánto nos puede durar. Es difícil de pronosticar. Aquí no depende de tu fortaleza física, sino de tu preparación anímica. Ante este dolor no todo el mundo lo soporta de igual manera, existen personas, que ante este tipo de dolor, nunca llegan a sanar, llegando a convertirse en un permanente y crónico padecimiento durante toda su vida.
             Aunque os parezca inverosímil, ante unas sencillas palabras pronunciadas con profundo amor, son suficientes para paliar aquellas heridas que durante tanto tiempo estuvieron sin cicatrizar. Solo al conectar con nuestro interior, harán que se produzca el milagro de remediar ese dolor que durante tiempo hizo que no nos dejara vivir. Pasan días, meses e incluso años y diariamente nos sentimos mal; Pero: ¿A qué es debido? No nos paramos a pensar que estamos padeciendo unos continuos sentimientos de culpas, que golpean nuestra mente, haciendo que nos mostremos tristes, alicaídos, faltos de esperanza, etc. Llega un momento ante el cual nos vemos envuelto en un profundo dolor emocional, el cual no sabemos gestionar,  al no tener la ocasión de que alguien nos proporcione aquellas gratuitas palabras, que seguro remediarán ese profundo malestar.
            Nadie está libre de padecer este tipo de dolor; si es cierto que hay personas a las cuales se les agudizan con mayor intensidad, debido a su condición de sensibilidad, ante los problemas que ellos nos proporcionan. Aliviar ese tipo de padecimiento, sí que es posible, sólo con ver el objetivo ante el cual debemos abordar, y sobre todo tener conciencia de llegar a un razonamiento, digamos: ni bueno ni malo, ni justo ni injusto, pero si lo suficientemente coherente para comprender que a través de la palabra podemos llegar a un convencimiento mutuo que nos haga llegar a ver aquellas “cosas” que jamás quisimos ver.
            También es justo reconocer hasta cuando esa etapa de nuestra vida concluye, llegando el momento de remediar esos males que nos atosigan. Insistir en quedarnos en esa faceta, sólo nos conducirá a vivir ante unos sentimientos negativos, que nos conducirán a sufrir daños emocionales irreversibles. De hecho tenemos que a prender a cerrar los ciclos de dolor y no mantenerlos durante tiempo indeterminado, puesto que el sufrimiento puede durar indefinidamente, aunque la situación que lo provocó ya se haya solucionado. Debemos entender y no nos será fácil comprobar que quien nos ha hecho sufrir, no sabe lo que es vida, puesto que en alguna ocasión ya lo dejé dicho que la vida está compuesta de pequeñas satisfacciones y de grandes sufrimientos.   
            Así cuando un problema emocional nos supera, todo nuestro organismo sufre las consecuencias hasta el punto de sufrir varias dolencias. Por eso decimos que el dolor emocional es uno de los dolores más comunes. Vivimos rodeados de gentes y nadie está libre de que en cualquier momento nos hagan daño, puesto que todos somos vulnerables y no digamos aquellos que están sometidos a la más continua y permanente soledad.
             Para terminar ese famoso refrán que nos dice: “Es tan grande mi dolor y tan grande mi fatiga, que no lloro por la calle, para la gente no digan”
 
Meditación: El dolor emocional es un estado de ánimo, que nos permite estar a solas contigo mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario