Siempre hemos
entendido que el dolor se alivia, o se reduce con determinados fármacos que los
galenos nos proporcionan. Pero existen dolores que suelen remediarse con unas
simples palabras. Esos dolores no son físicos, son más bien emocionales, y que
desgraciadamente todos padecemos, tanto o más como los otros. Es posible que
nunca te hayas parado a pensar cuanta intensidad puede producir un dolor
emocional y, cuánto nos puede durar. Es difícil de pronosticar. Aquí no depende
de tu fortaleza física, sino de tu preparación anímica. Ante este dolor no todo
el mundo lo soporta de igual manera, existen personas, que ante este tipo de
dolor, nunca llegan a sanar, llegando a convertirse en un permanente y crónico
padecimiento durante toda su vida.
Aunque os
parezca inverosímil, ante unas sencillas palabras pronunciadas con profundo
amor, son suficientes para paliar aquellas heridas que durante tanto tiempo
estuvieron sin cicatrizar. Solo al conectar con nuestro interior, harán que se
produzca el milagro de remediar ese dolor que durante tiempo hizo que no nos
dejara vivir. Pasan días, meses e incluso años y diariamente nos sentimos mal;
Pero: ¿A qué es debido? No nos paramos a pensar que estamos padeciendo unos
continuos sentimientos de culpas, que golpean nuestra mente, haciendo que nos
mostremos tristes, alicaídos, faltos de esperanza, etc. Llega un momento ante
el cual nos vemos envuelto en un profundo dolor emocional, el cual no sabemos
gestionar, al no tener la ocasión de que
alguien nos proporcione aquellas gratuitas palabras, que seguro remediarán ese
profundo malestar.
Nadie está libre
de padecer este tipo de dolor; si es cierto que hay personas a las cuales se
les agudizan con mayor intensidad, debido a su condición de sensibilidad, ante
los problemas que ellos nos proporcionan. Aliviar ese tipo de padecimiento, sí
que es posible, sólo con ver el objetivo ante el cual debemos abordar, y sobre
todo tener conciencia de llegar a un razonamiento, digamos: ni bueno ni malo,
ni justo ni injusto, pero si lo suficientemente coherente para comprender que a
través de la palabra podemos llegar a un convencimiento mutuo que nos haga
llegar a ver aquellas “cosas” que jamás quisimos ver.
También es justo
reconocer hasta cuando esa etapa de nuestra vida concluye, llegando el momento
de remediar esos males que nos atosigan. Insistir en quedarnos en esa faceta,
sólo nos conducirá a vivir ante unos sentimientos negativos, que nos conducirán
a sufrir daños emocionales irreversibles. De hecho tenemos que a prender a
cerrar los ciclos de dolor y no mantenerlos durante tiempo indeterminado,
puesto que el sufrimiento puede durar indefinidamente, aunque la situación que
lo provocó ya se haya solucionado. Debemos entender y no nos será fácil
comprobar que quien nos ha hecho sufrir, no sabe lo que es vida, puesto que en alguna
ocasión ya lo dejé dicho que la vida está compuesta de pequeñas satisfacciones
y de grandes sufrimientos.
Así cuando un
problema emocional nos supera, todo nuestro organismo sufre las consecuencias
hasta el punto de sufrir varias dolencias. Por eso decimos que el dolor
emocional es uno de los dolores más comunes. Vivimos rodeados de gentes y nadie
está libre de que en cualquier momento nos hagan daño, puesto que todos somos
vulnerables y no digamos aquellos que están sometidos a la más continua y
permanente soledad.
Para terminar
ese famoso refrán que nos dice: “Es tan grande mi dolor y tan grande mi fatiga,
que no lloro por la calle, para la gente no digan”
Meditación:
El dolor emocional es un estado de ánimo, que nos permite estar a solas contigo
mismo.
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